Termino estos artículos dedicados a la presencia de la selección española en Alicante con este último dedicado al partido de ayer y a ese logro habitual que supone clasificarse para el Mundial de Rusia. Desde 1978 hasta 2018, once presencias en la fase final de un Campeonato del Mundo de forma ininterrumpida.
Un
encuentro que se pudo sentir desde casi dos horas antes en el mismo estadio,
viendo a la gente llenando sus gradas, fotos hechas para un momento que tardará
en volver(como mucho, una década; lo más normal, quizás 4-5 años), la salida de
los jugadores a calentar, los himnos(sí, me encantan) y el partido. De esos
noventa minutos, todo se ha dicho. Una muy buena parte donde dejaron muy buenas
sensaciones, gustándome la proyección en ataque de Odriozola, la conducción de
Silva(aunque, a veces, daba la sensación de exceso), la ejecución del 2-0…y la
ojeada al móvil para ver el resultado de Italia, que “ayudó” a la fiesta con su
empate. Respecto a la segunda parte, hubo menos acierto y casi quedaba por
saber si Albania se iba a quedar con diez jugadores. Por cierto, respecto al protagonista del
partido, división de opiniones…en función de si era madridista o culé el que lo
pitara o aplaudiera.
En sí, lo
positivo de ayer, amén de un bonito palmarés del estadio(nueve partidos, ocho
victorias, un empate…y una clasificación in situ) es el hecho de convertir una
clasificación en algo habitual. Salvo el mundial de 1982, por ser anfitriones,
se han conseguido diez clasificaciones en el terreno de juego. Salvo en 2006,
donde superó la repesca ante Eslovaquia como segundo de grupo, las
clasificaciones han sido como primero de grupo. A nivel de competición de
Europeos, España lleva desde 1980 clasificándose a cada una de las fases
finales, a excepción de 1992 en Suecia; en la clasificación para Portugal 2004,
tuvo que eliminar a Noruega en otra repesca. Si ya tratamos la disciplina de
fútbol en los Juegos Olímpicos, eso sí que se convierte en una dificultad
debido al sistema de plazas que otorga el COI a Europa.
Apunte. Una
vez más, ante el clásico comentario de “Alicante se merece élite”, recordar que
eso sólo se logra “apechugando” en 2ªB y segunda. No es normal que, en una
ciudad de casi 400.000 habitantes(si también sumamos San Vicente del Raspeig),
cueste encontrar 10.000 fieles en 2ªB y 15.000 en 2ª división.