Las últimas noticias que llegan desde
Elche y Santander generan un poco de envidia sana por la resolución
positiva en ambas ciudades. Es cierto que, para ellos, aún queda un
trecho como es el asunto económico, pero el tema institucional ha
dado el primer paso para la salvación. En Elche, el cambio de rumbo
que garantiza Juan Anguix y la salida de José Sepulcre; en
Santander, por una ampliación de capital que, como indica Iusport,
hace que tengan más accionistas que abonados en el club racinguista.
Envidia doble, además, por ese toque
de suerte que les ha permitido girar el timón 180º antes de caer
por el precipicio, al que sí va directo el conjunto blanquiazul. Por
un lado, la presencia de un directivo, que ya tuvo sus dimes y
diretes en anteriores juntas contra Sepulcre y que ahora se hace con
el mando, aunque de forma indirecta. También aportaba un aval para
el asunto del pago con Hacienda y que está supeditado a la
ampliación de capital que debe hacer el club franjiverde. La envidia
aquí viene por la ausencia de una persona en Alicante para dar ese
paso. Algunos aún barruntan la “solución política” o, dicho de
otra manera, que el IVF coja la prenda de las acciones de la
Fundación y escoja patronos que, a su vez, nombren un consejo de
administración bien diferente. La solución, eso sí, cojea por una
pata:¿quién suscribiría las posteriores ampliaciones de capital
que deberá llevar a cabo hasta, prácticamente, el centenario del
club? Sólo salvaría el escollo...si jugara en Primera con
“filosofía” numantina, sin recursos porque los generados
deberían servir para pagar lo que quedase.Porque a los 22 millones
que les queda por pagar, también hay que sumarle la gestión de cada
una de las plantillas y gastos de esos ejercicios.Si ya cuesta pensar
que aparezca un empresario solvente en esta ciudad, imaginen con ese
panorama. De Santander, ya escribí hace unos meses del toque de
suerte que tuvieron con la empresa que dominaba al conjunto cántabro.
En período concursal dicha empresa poseedora del club santanderino,
su administrador judicial en Holanda accedió al deseo de unos
racinguistas que acudieron hasta él para que les cambiara la
composición del consejo de administración racinguista. Una envidia,
eso sí, porque han tenido la suerte de conseguir que la gente
acudiera a la ampliación de capital en una cantidad que aquí ya nos
gustaría ver.
El futuro blanquiazul requiere de ese
toque de suerte, de ese empresario que liderara a la gente y que
motivara una mayor presión que, hoy en día, es imposible de ver por
Alicante. Es lo que tiene un “menfotisme” que tuvo varios
ejemplos como la llegada de Orgiles al Hércules en 1988 o de Aniceto
Benito en 1992, ambos fuera de lo que era un entorno herculano.
Apunte. Quizás iba a ser el título
del artículo de ayer pero el paso del tiempo hace que quede
anacrónico. A pesar de los dos días pasados desde el domingo, el
“No se lo merecen” aún sigue en mi cabeza tras pasar un
tiempo de perros desde el momento en que llegué al estadio.