Nunca habrá visto Esteban Vigo un
partido más fácil como el de esta matinal. Sin hacer nada del otro
mundo, hizo de la efectividad su principal valor en la victoria sin paliativos. Ya no es cuestión de DEFCON-1, lo ha superado con creces. La derrota de hoy ha sido dolorosa porque ha mostrado todas las vías de agua que tiene este transatlántico que tocó el iceberg en junio y ya se va a pique. Ya veremos si el IVF es ese barco que llega a tiempo de coger el nave aún a flote y la ayuda. Visto lo de hoy, parece que el daño de estos cinco meses ha sido suficiente para dejar ya tocado de por vida a una institución que, clavó en tres detalles de su escudo del 90º Aniversario, el devenir blanquiazul:el negro del destino, las estrellas que reflejan un mundo celestial...y esas dos fechas(1922-2012) que suenan a lápida. La realización de la Junta de Acreedores a finales de diciembre puede ser la puntilla si no se convence a los acreedores con las propuestas de quita y espera.
Desde aquella victoria ante el Girona C.F. hace dos meses, los encuentros en Alicante han cogido un aire de martirio permanente: las derrotas contundentes ante los filiales y el empate a cero ante el colista con uno menos han precedido al nuevo ridículo. Una derrota que comenzó a reflejarse desde el minuto 4 con una falta que, al igual que contra el Real Madrid Castilla, se veía venir el resultado: gol de Álvaro Rey. A partir de ahí, el equipo recibió el golpe definitivo cuando no tiene capacidad de reacción. No tenía ni profundidad ni ocasiones, algún disparo lejano como el de Sarpong o el circo en forma de remate de Arbilla que se iba por banda. Una nueva pérdida de balón en el centro del campo llevó el balón a Israel, que dispara y el esférico, al tocar a Mora, se eleva de forma cruel para entrar en la portería de un superado Juan Carlos. Dos veces que llegaban los jerezanos, dos veces que lograban materializar la ocasión. Y no tuvieron más porque se habrían quedado sorprendidos con cada pase peliagudo que se realizaba en el centro del campo. Quique Hernández cambió en el 22' a Escassi, colocando a Callejón en el centro del campo. Tampoco notó mejoría el equipo en la primera parte. Se quiso cambiar la intención colocando a Sardinero en el campo y sacando a Sarpong pero los efectos no se perciben porque, en el primer minuto de la prolongación, Porcar colocaba el 0-3. Prácticamente, sobre el terreno de juego no había nada, sólo los rondillos en la grada amenizaban algo un partido desastroso. Se veía desde arriba un equipo atenazado que no acertaba a realizar alguna jugada de peligro, se escogía mal la decisión cuando se llegaba a las inmediaciones de Chema. El 0-4 antes de la hora ya fue un delirio tras superar Tato en la contra a Cabrera. Edu Bedia, sin saber cómo, marcó el 1-4 donde el único y excesivo entusiasmo llegaba desde el speaker mientras el jugador, obviamente, no lo celebraba. Un minuto después, llegaba el 1-5 con otra contra que supera a Cabrera y cruza sin dificultad. El conjunto visitante se limitó ya a descansar y aprovechar alguna ganga que la defensa herculana facilitaba. El epílogo llegó a falta de diez minutos: Portillo mandaba al poste, con portero superado, un esférico que, en 99 de cada 100 casos, habría entrado sin dificultad; en ese momento, un estallido de cruel guasa ante un fallo de un jugador que no podía fallar.
Esteban Vigo se marcha de Alicante con los tres puntos, con la satisfacción de una victoria sin dudas y con el placer de haber obtenido cumplido venganza tras su cese del año pasado.
Apunte Curioso gesto al comenzar el encuentro, cuando Peña, con su brazalete de capitán, se acercó al banquillo visitante a saludar al ex entrenador blanquiazul y al segundo, Antonio Méndez.