Una crispación que extiende a otros aspectos como la situación económica y a un polémico cambio de nombre del club a ese Hércules de Alicante C.F., que ha tenido una acogida fría por mucho que el consejero Luis Berenguer quisiera justificarlo. Lo peor de esa justificación es que tira por la borda 20 años en la élite, donde la relación es directa para gente más allá de Villena,Denia o Pilar de la Horadada cuando ve Alicante y escucha el nombre de la ciudad en cada retransmisión. Para más inri, la sonoridad de la nueva denominación trae ciertos recuerdos de un pasado reciente que tampoco ayuda. Lo sorprendente es que desaprovechan otras alternativas como, por ejemplo, haberlo hecho bien y consolidarse en 1ª; otras alternativas menores, hubiera sido la ligera modificación del escudo para, por ejemplo, colocar un HDA en vez de HCF como llegó a existir o la inscripción de la palabra Alicante en el mentado escudo. Pero ese es un problema mínimo comparado con las cuentas aprobadas a la usanza de las SAD, de soslayo, aunque se encontrasen cifras escandalosas. Los medios ya han publicado los datos principales y son preocupantes, sobre todo por dos aspectos: el cercano 31 de julio en el que se huele otro año como el 2000(y con menos expectativas de milagro ante el excesivo montante adeudado) y otro relacionado con un soñado cambio de cara en la cumbre pero en el que, por desgracia, se ha ido espantando pretendientes y, lo peor, la sensación que tiene el herculano de a pie de sentirse rehén de un secuestro, con un incipiente síndrome de Estocolmo hacia el máximo accionista, y en que no se ve una solución al problema.
Apunte El próximo domingo se jugará en el Pabellón Municipal Pitiú Rochel la vuelta de la Final de la Recopa ante el Ferencvaros húngaro. Un encuentro que, sea cual sea el resultado, debe ser una fiesta para celebrar una gesta que nadie esperaba al final de la temporada.