Hay puestos malditos en este Hércules desde hace unos años: por una parte, nos encontramos con una relación extensa de guardametas que han pasado por la portería blanquiazul desde que Rubén dejó su puesto de forma regular durante dos temporadas: cuatro porteros en la 2005/06, tres en la 2006/07, tres en la 2007/08 donde Sergio Aragoneses es el único que repite en dos temporadas. Otro puesto maldito es el del célebre organizador, un puesto en el que ni se espera algún fichaje, esperando que cualquier jugador asuma ese papel aunque no sea el suyo específico. Aparte de esos puestos, no hay que olvidar otro puesto a tener en cuenta en los desaciertos de las últimas temporadas, incluso en la temporada del ascenso. Los interiores son los jugadores que, por cada banda, deberían dar el pase al delantero; si tienen alguna característica técnica valorable, deben penetrar en el área grande. Si, además, consiguen coordinarse con el lateral de su zona, el beneficio es mayor a la hora de provocar superioridad numérica contra el lateral rival o, al menos, no facilita la salida del jugador que ocupa su demarcación en el equipo rival. Salvo esporádicas actuaciones, no ha sido un puesto bien cubierto con lo que el recuerdo del pasado se acentúa más.
Como decía, en la época del ascenso se disfrutó de un interior que triunfó aunque fue más extremo que otra cosa(Sisi), otro que no tuvo la suerte o no se adaptó como esperaba(Jordi Tarrés), en la parte izquierda se contó con Nano(un jugador con libertad) y otro que llegó lesionado al club(Patri). Con el ascenso y la llegada de Juanjo Rodri se renovó esta posición dentro del campo de juego pero el resultado fue algo más desquiciante: en la banda derecha, Sisi estuvo un poco apagado aunque hubo variables para que no triunfase(dos años más joven, primera temporada en segunda, la situación general del equipo no permitió su lucimiento); en la parte izquierda, Kike Mateo hizo una brillante media temporada y una discreta segunda vuelta mientras que los suplentes no respondieron en cuanto tuvieron la oportunidad: ni Navarrete ni Patri mostraron las expectativas que se tenían en ellos. Su marcha era de esperar. La apuesta de la temporada pasada iba en ese camino: Sendoa y Benítez llegaban a ocupar el puesto de interior izquierdo-sólo el vasco siguió tras el mercado de invierno- mientras un apagado Kike Mateo era la sombra de aquél que era determinante; en la banda derecha, ante la ausencia del murciano, Juanlu no terminaba de hacerse con el puesto debido a la irregularidad del jugador cordobés.
De nuevo, esta temporada ha debido haber revolución pero los resultados no se perciben: Bechan no ha sido titular-no lo era antes de su lesión ante el Alavés en Copa-; Manu, al igual que Javi González, ha jugado poco pero no transmite en su juego; Sendoa está en un proceso doloroso pero su apuesta por los tratamientos conservadores no le permite mostrar un buen juego e Ismael casi ha desaparecido de las últimas convocatorias. Por eso, hablamos de cuatro fichajes que apenas han dado resultado y la necesidad de colocar a jugadores no naturales en ese puesto. ¿Resultado? Juego al centro, sin extender el campo por las bandas porque la naturaleza de Mariño y Ariel es de ir hacia su posición.
Apunte Escribía el jueves pasado acerca de lo mala que puede ser, en un determinado momento, la sinceridad. El domingo pasado, Tote, maltrecho por la lesión muscular, indicaba el mal que aquejaba al equipo: la falta de ambición. El delantero ha vuelto otra vez a decir las cosas claras como el año pasado(“Reculamos demasiado, el equipo debe ser ambicioso”) y, aunque no se espera reacción alguna hacia el delantero, son cosas que, a veces, duelen a los entrenadores.