El título es una definición de lo que pasa en el fútbol en los últimos tiempos. Un deporte cuyo entorno no ayuda a mejorar su imagen. Son muchos motivos y sus ejemplos para mostrar la rotundidad de esta frase. Por ejemplo, la compra de plazas, los arbitrajes, las formas de sancionar a la carta, etc. Sólo la emoción de semana en semana hace que este deporte sea el primero aún en audiencias pero bien poco se mueven los que deben cuidar de la salud de este deporte. Las lacras se han decidido a aparecer al mismo tiempo y han dejado a la federación bloqueada: lo del tema del Ciudad de Murcia, la huelga de los árbitros con sus actas y el tema de los comités deportivos que sancionan o no en función del nombre(es algo pretencioso pero comparar a la sanción de Tote con la de Ronaldinho servirá para diferenciar el tratamiento). Todo ello ha logrado crear en los aficionados un hartazgo unido a una indudable sospecha hacia todo organismo público de carácter deportivo; además, ha logrado, mediante una mala utilización de la legislación deportiva, que haya cierta crispación en los medios de comunicación de Madrid y Barcelona.
El tema del Ciudad de Murcia implica un aspecto de inseguridad para el aficionado. Haber aceptado desde la LFP la venta de plazas y/o la posibilidad de desplazarse de una ciudad a otra consigue, por decir algo, que el aficionado tenga ese miedo a que, un buen día, sus propios directivos tomen la medida de dejarlo sin afición por razones triviales o, en el peor caso, chantajistas hacia el propio municipio- como siempre se ha insistido desde este blog, el primer paso siempre será el erróneo, la conversión de los clubes en SAD-. Hoy, el aficionado del Ciudad está entre desquiciado(más de un mes con la noticia sobre la cabeza cuál espada de Damocles) y enfadado con el presidente que les ha traicionado. El tema de los arbitrajes es sempiterno: ninguna afición respeta al colegiado y eso se logra gracias a actitudes chulescas de éstos; ellos mismos logran que nadie se pueda plantear que el errar es humano sino que temen lo que es el arbitraje en la actualidad para los aficionados: una ruleta rusa: “te ha tocado el árbitro casero”,”te ha tocado el árbitro valiente”(es un eufemismo de anticasero suponiendo que éste no cede a la presión de la grada); el propio asunto de las actas arbitrales les definió como son. Por último, los comités acaban de rematar la faena: sus decisiones que, en teoría, deberían arreglar los desaguisados colegiales, no son tales. Aquí, un jugador A y un jugador B hacen una jugada antideportiva(por ejemplo, una patada como la de Ronaldinho a Belenguer) pero los comités, en vez de igualar sanciones a hechos similares, los sanciona de forma diferente(igualmente se puede recordar cierta amnistía de un equipo mientras que otros que, por menos motivos, vieron cerrado su campo y la amenaza de FIFA y UEFA de hacer más grave la sanción si protestan).Estos son algunos de los temas que hacen que en el fútbol “algo huela a podrido” y que sería necesario arreglar cuanto antes. En sí, la respuesta debería ser
sencilla pero no hay intención de arreglar este deporte sino degradarlo a favor de la anhelada polémica que llena periódicos…y estadios, excusa que dan los federativos para su inmovilismo.
Apunte Con todo, si hay una afición que se merece acoger ese equipo surgido de la nada en Granada para jugar en 2ª División, esa es la del Guadix, una afición que vio como su equipo estandarte se transformaba en el Granada Atlético y se iba a la capital. Sería una jugada del destino que le devolvieran el sacrificio pagado hace un par de años. Eso sí, siempre y cuando no haya una marcha atrás de Ayuntamiento de Granada para cederles el nuevo estadio de los Carmenes.