Durante toda la semana se había insistido en que la estadística estaba muy a favor del Hércules. Doce partidos perdiendo por parte charra era una trayectoria en Alicante para olvidar. Una racha que seguirá otro año más porque el Hércules fue absolutamente superior a un Salamanca que, a pesar de algunos momentos determinados, fue superado en una segunda parte bastante buena. Los Vela, Quique Martín o Braulio no estuvieron afortunados y pocas veces superaron la zaga blanquiazul para ponerse delante de Falcón. El Hércules quería imponerse poco a poco al equipo castellano-leonés; en su primera gran jugada trenzada logró el 1-0 en una de esas jugadas que hacen que la afición se pregunte porque no se mostró esa ambición con otros rivales: balón que recibe Carmelo, corre por la banda derecha y centra de forma precisa para que Kike Mateo realice el primer tanto. El Salamanca seguía buscando el gol pero sus triangulaciones se topaban con un Líder Mármol voluntarioso, un Redondo que estuvo algo mejor de lo normal- buena parte de la victoria está en ese balón sacado en el últimos instante- o, si no, el mismo colegiado en el que tropezó un balón. Los instantes finales fueron de mayor dominio herculano y pudo haber caído algún gol más que Tete o la mala suerte de los delanteros impidió.
En la segunda parte fue más evidente el dominio local. Fueron varias las ocasiones que pudieron tranquilizar a la parroquia herculana mientras que Javi López tenía que dejar a un desconocido y desesperado Vela en el banquillo. Un disparo potente a la cruceta por parte de Carmelo pudo incrementar el resultado aparte de otra jugada en la que dribló a la defensa y su disparo se alejó unos centímetros fuera de la portería. El 2-0 estaba latente en cada ataque; el tanto se logró en un saque de esquina que Moisés acertó a desviar y alojar en las redes de un cancerbero impotente. Cada ataque parecía vislumbrar el 3-0: faltas al borde del área, remates alejados como ese disparo de Sendoa que sale desviado pero que el portero visitante se quedó parado. Otro aspecto muy valioso fue la comunión con la grada: Kike Mateo, Calandria y, sobre todo, Tote se marcharon ovacionados y, en el caso del madrileño, coreando el nombre. La victoria fue bastante justa y nada se puede objetar por parte charra. Sólo queda un poco el recuerdo de aquel balón que Redondo evitó que entrara y supusiera el empate a uno, mas el juego a partir de la media hora de juego hasta el final fue de clara superioridad herculana. No es cuestión de creer en historias pero parece que, subconscientemente, el Salamanca salía consciente de que esa historia de no ganar en Alicante no iba a acabar y perdieron mientras, en el lado opuesto, esa estadística reforzaba a los futbolistas herculanos, como si alguna fuerza lograra que dieran lo mejor de si mismos, confiados en que siguieran esos números. Kike Mateo y Moisés lograron la victoria 12+1 ante el Salamanca. Ojalá el próximo año siga la historia nefasta del Salamanca en Alicante.
Apunte Lamentable ha sido el hecho que aconteció con la luna delantera del autobús del Salamanca. No es de recibo que se siga produciendo hechos tan tristes. Aunque es pronto para asegurar si es una cuestión de fútbol o no- no es la típica agresión durante el traslado al estadio sino de madrugada- el hecho en sí es denunciable.