Un penalty parado en los primeros diez minutos de su regreso a la competición liguera bastó para que Moso volviera a ganarse al publico, que ansiaba su regreso desde aquella lesión de rodilla que le obligó a dejar el marco cuando el equipo estaba arriba. Su forma de calentar en el descanso ya barruntaba su entrada en el once a costa de un Sergio Sánchez que, mejorando en las últimas semanas, tuvo que quedarse en el vestuario por una lesión que le impidió seguir. El asturiano tuvo su trabajo, quizás mayor que el de Moso, pero éste último fue quien tuvo la suerte de parar el penalty que hubiera supuesto el empate a uno. El Tenerife apenas mostró más peligro tras el penalty pero que Moso atajó con seguridad. Si el Hércules no ganó por más fue por el problema que sufre a la hora de tener ideas claras en el ataque pero quizás ahora se pueda comprender más.
El de ayer no fue el mejor partido de los últimos tiempos. El arranque no fue del todo satisfactorio en comparación con el de los otros dos partidos pero el de ayer no era un partido normal. Las dos derrotas sufridas en Murcia y en Soria habían recuperado cierto nerviosismo y un cierto temor a recuperar la tendencia negativa; además, un miedo a un resultado que no fuera victoria y que pusiera al Hércules a tiro de un Racing de Ferrol que hubiera colocado a los alicantinos en puesto de descenso. El equipo jugaba nervioso, trabado por unas bajas que obligaban a realizar cambios inoportunos- el caso de Cámara en un lugar donde los dos laterales, como hemos comentado en otros artículos, están lesionados- y que, en ningún momento, permitieron jugar con una idea de ataque como le gusta jugar a los equipos de Bordalás. El Hércules venció pero no convenció, frase sobada hasta el extremo para este tipo de partidos; tuvo menos ocasiones que en otros encuentros pero la victoria, gracias a ese gol de cabeza de Moisés tras un rechace del portero en el penalty, era tan fundamental que el control del partido fue suficiente a la espera de esa oportunidad que terminara de apuntillar el partido. La media hora final fue de sufrimiento por un juego impreciso y con la mente puesta en, al menos, mantener el resultado que ha permitido alejarse un poco más de los puestos de descenso si el Ferrol no logra la victoria en Huelva, dejar al Tenerife por detrás y con el goal-average a favor del equipo blanquiazul. Todo ello, sin olvidar que aún se mantiene una bala en la recámara que se llama partido ante el Xerez en el Rico Pérez. Sin crear expectativas y sin desear que se rompa la magia, no hay que olvidar que las dos victorias a domicilio se lograron con Moso en la portería, aparte de un hecho destacable: los tres puntos ganados por Moso en dos penas máximas ante Eibar y Tenerife que hubieran dado una vuelta grande en la clasificación. El Hércules ha vuelto a reencontrarse con un portero, ahora falta que varios jugadores vuelvan a recuperar la antigua confianza cuando el equipo rozaba puestos de ascenso.
Apunte Leía el otro día un artículo en una web de otro equipo y hablaban de quién iba a ser el "primo" a la hora de bajar a Segunda, es decir, ese equipo que estaba tranquilo pero que coge una racha tonta que le hace descender -por ejemplo el Valladolid de hace dos años o el Levante en la temporada pasada- cuando nadie se lo esperaba. Mirando en la clasificación, veo que hay un equipo que no está acostumbrado a sufrir en los últimos tiempos pero que puede sufrir innecesariamente. Se llama Albacete Balompié y pagará el hecho de haber perdido con el Ejido y con el Ferrol, sumando dos puntos de los quince últimos.