Las cosas han cambiado en el entorno herculano en las últimas semanas. El pesimismo de los meses finales del 2004 ha cedido el terreno a favor del ánimo renacido. Un resurgir que ha llegado con el año 2005, desde aquel partido ante los maños, en el que la primera parte fue de las mejores, hasta el domingo pasado, en una segunda parte fabulosa de ataque herculano, donde el resultado ante el Badalona fue unánimemente valorado como muy bueno. Una derrota de siete partidos en este año es un buen indicio de la evolución que parece tener este equipo desde el cambio de técnico que necesitaba este equipo. La mejora es sustancial en todos los aspectos: anímico en la recuperación de jugadores que estaban condenados al ostracismo, en la línea de juego donde el 4-1-4-1 de Mandiá está siendo más ofensivo que lo que parecía la simple visión estática y, por último, la relación entre afición y equipo en el Rico Pérez donde lejos queda aquel estrés de la época de Granero.
Este último apartado tiene su especial relevancia una vez que el equipo parece ilusionar de verdad, más que aquel ficticio segundo puesto tras ganar al Novelda, e ir al Rico Pérez no se hace con miedo ante el juego que se iba a perpetrar sino con ilusión por ver las carreras de Vicente, las internadas de Miguel y Sisi, los remates de Jordi o el sueño anhelado de ver a Nano recuperado siendo aquel jugador que marca diferencias. Para ello, ha tenido principal valor la actitud del mister respecto a la afición, alabándola por activa("... ahora tenemos que responderles para que nos puedan ayudar a dar otro salto de juegos y resultado") o por pasiva ("La afición nos da mucho. Su comportamiento fue vital cuando lo pasábamos mal")y dándole el valor que el anterior mister negaba a dar. Incluso algunos jugadores que se mostraban críticos por el relevo han observado como el cambio de la afición hacia ellos se fundamentan en que su juego ha cambiado y la ilusión se ha generado espontáneamente por su trabajo.
Apunte Es curioso como el tema del dilema entre Jordi y Merino ha evolucionado; es peculiar como la gente recordaba que Jordi estaba enrachado por haber marcado los dos goles pero nadie se acordaba que Merino, unos minutos después de recibir la quinta tarjeta del ciclo, marcaba el gol de la victoria ante el Alicante y, por tanto, también estaba enrachado; por tanto, Mandiá estaba en un dilema mayor que el que la gente comentaba. Al final, jugaron los dos en la parte final del partido.