Los tabloides ingleses culminaron hoy toda una publicidad rara, anormal hacia nuestra afición nacional. El tema venía de lejos, del peculiar estilo de motivación del seleccionador español Luis Aragonés hacia Reyes que provocó quejas desde los medios ingleses, excesivamente puritanos, y franceses(la referencia al "negro" Henry, ídolo francés). Toda una campaña antiracista se dedicó a poner a Aragonés en la diana de sus críticas y puyas sin llegar a comprender nada de la personalidad de un entrenador que, como él dice, ha conocido mundo.
Los gestos racistas deben ser eliminados con la propia educación, tanto de los que están dentro del campo como fuera de éste, en las gradas pero, existiendo, deben valorarse de otra manera según quien los reciba. Sí, puede sonar a algo terrible pero algo tiene de verdad y lo ejemplificaré con un partido que vivimos hace unos años, un Hércules - Compostela, donde la afición clamaba ese triste uh,uh,uh cuando el nigeriano Ohen cogía el balón. El equipo ganó 2-0 e iba camino de 1ª en ese primer año de Quique Hernández. Fue la primera y última vez que asistí a ese espectáculo. Recuerdo cuando volví a casa, sonriendo, y rememoraba esos gritos y como estaba seguro que no se repetirían de haber estado el jugador, excelente extremo, en nuestro equipo. Con el tiempo, llegaron jugadores que representaron el ahhh(cuando Rufai se tragaba un gol de los suyos), el ehhh(Yaw,el senegalés que no se enteraba mucho de la historia) o el ohhh(cuando Sandro Laranjeira daba alguno de sus contados pases buenos) pero nunca el uh que se gritaba ayer en el Bernabeu, símbolo racista. Sin embargo, hay incidentes más graves que se esconden y que nadie apenas comenta y que son más graves: la suspensión de un partido al recibir un colegiado judío críticas a su religión, los asesinatos en masa cuando aficionados del Ajax y del Feyenoord se "citan" o, en esta temática, los pitidos de aficionados de la Lazio italiana a jugadores de color de su propio equipo. Casos mucho más preocupantes pero que se quedan al margen de un incidente sin sentido y con apenas recorrido. La única intervención gubernamental debe ir encaminada, pues, hacia la formación ciudadana pero no en forma de sanciones ni actuaciones que, dentro de dos o tres semanas, se olvidarán.
El tema, con ser serio, no puede ser publicado "a la ligera" como nos quieren dar a entender los tabloides ingleses, ni mucho menos, debe provocar una especie de conflicto diplomático por un mero incidente con un grupo reducido que no representa al resto de la afición española. Pero si los ingleses tienen dudas aún, que escuchen a Mauro Silva.
Minicrónica del Hércules 4-2 Noruega Sub-21