Después de cada cese o dimisión son los futbolistas el siguiente grupo al que se dirigen las miradas de la afición. Miradas que fueron a por los jugadores madridistas cuando José A. Camacho presentaba la dimisión y el respetable se dedicó a pitar cada lance de los Figo,Raúl, Casillas y, esencialmente, Roberto Carlos ya que eran considerados "culpables" de los últimos fiascos que acabaron con el entrenador murciano. Llevada esta situación a esta ciudad y este club, sufridor por autonomasia, tenemos el caso del cese de Granero y que va a hacer que la gente observe la evolución de los jugadores buscando aspectos positivos y negativos. Un cambio de entrenador conlleva dentro del vestuario varias reacciones como es una mayor motivación de todos, unos para seguir en el once, otros para poder jugar entre los escogidos tras jornadas de ostracismos, pero, sobre todo, hacer borrón y cuenta nueva que, a veces, es fundamental. Sin acusar a nadie de hacer la cama, es posible que, por ejemplo, Nano encuentre la opción de poder jugar en su sitio ,que jugadores como Tarrés o Luigi hagan un buen papel siempre y cuando el nuevo mister, sea Subirats u otro, apueste por jugar por bandas y les dé la relevancia merecida y pongan las cosas difíciles a Sisi y Patri, que apueste de forma decidida por Vicente como el escogido para llevar el balón, etc.
Ahora toca el turno del director deportivo - entrenador, esperemos por unas jornadas, pero los jugadores ya no tienen excusa para no rendir lo que se espera de ellos. Por cierto, curiosa la manera de "estar al 100% con el entrenador": se sabía que si no se ganaba en Pamplona, Granero sería cesado. Pues bien, el equipo, tras el 0-1, se echó para atrás y le dio el balón al equipo rival. Al final, el empate ha supuesto el fin del entrenador ya que el ultimátum se hizo realidad. Amenazar al técnico con el cese puede ser injusto pero Miñambres hizo de esta figura algo "diferente" ya que los mejores partidos los consiguió bajo la "espada de Damocles"... eran los únicos partidos que ganaba con espectáculo. Pero esa amenaza no es eterna ya que, tarde o temprano, la situación deportiva acaba por estallar...y la de Granero, era cuestión de tiempo que ocurriera.