Al igual que en la entrada de 2005, quiero mostraros el artículo que publiqué en 2010 con ocasión del ascenso de Irún. Un ascenso que parecía real en enero de ese año pero que se complicó a lo largo de marzo y abril con una racha indigna de un equipo que quería subir. En sí, 2010 tenía otros motivos de sobra para publicar otro artículo: el de homenaje a Don José Rico Pérez, que fallecía casi tres semanas después del ascenso y la victoria por 0-2 en el Camp Nou.
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Un ascenso milagroso
Se le quiera o no dar la importancia, la realidad apunta a una curiosa relación de causa-efecto. En plena crisis herculana, con el 0-2 de la Sociedad Deportiva Huesca salido del "horno", llegaba la Romería de la Santa Faz. Al lado de una gasolinera, a escaso medio kilómetro del monasterio, un puesto delataba que se iba a hacer un acto de masas con el Hércules Club de Fútbol de por medio. El acto salió muy bien, sobre todo, partiendo del hecho de que una semana antes hubo muy mal ambiente en el estadio. La visita a Soria no daba sensación de que fuera el momento de volver a recuperar la antigua forma. Más de uno ya daba al equipo como sentenciado para no subir y a las pruebas se remitía: nueve puntos en once jornadas(9 de 33 puntos posibles), seis semanas sin marcar y la ventaja de once puntos plenamente pulverizada. Los actos, a pesar de todo, fueron una comunión de los jugadores y los aficionados que estaban allí. La única confianza es que algunos jugadores de los lesionados comenzaban a recuperarse para aparecer pronto en el terreno de juego mas parte de la afición ya mostraba signos inequívocos de desear que rodaran cabezas mientras otros se mostraban cautos. Toda la ilusión de Navidades se había trastocado totalmente y ahora la desilusión acampaba al lado del Rico Pérez.
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Un ascenso milagroso
Se le quiera o no dar la importancia, la realidad apunta a una curiosa relación de causa-efecto. En plena crisis herculana, con el 0-2 de la Sociedad Deportiva Huesca salido del "horno", llegaba la Romería de la Santa Faz. Al lado de una gasolinera, a escaso medio kilómetro del monasterio, un puesto delataba que se iba a hacer un acto de masas con el Hércules Club de Fútbol de por medio. El acto salió muy bien, sobre todo, partiendo del hecho de que una semana antes hubo muy mal ambiente en el estadio. La visita a Soria no daba sensación de que fuera el momento de volver a recuperar la antigua forma. Más de uno ya daba al equipo como sentenciado para no subir y a las pruebas se remitía: nueve puntos en once jornadas(9 de 33 puntos posibles), seis semanas sin marcar y la ventaja de once puntos plenamente pulverizada. Los actos, a pesar de todo, fueron una comunión de los jugadores y los aficionados que estaban allí. La única confianza es que algunos jugadores de los lesionados comenzaban a recuperarse para aparecer pronto en el terreno de juego mas parte de la afición ya mostraba signos inequívocos de desear que rodaran cabezas mientras otros se mostraban cautos. Toda la ilusión de Navidades se había trastocado totalmente y ahora la desilusión acampaba al lado del Rico Pérez.
Tras
la Romería empezaron a aparecer hechos en los que parecía que estaba,
de por medio, la Santa Faz: al siguiente partido en Soria era un jugador
local quien marcaba el gol a favor del Hércules y rompía una cifra
terrible de 620 minutos sin marcar; una semana después, tres jugadores
charros nos dieron en bandeja el primer triunfo tras la severa crisis de
identidad al expulsarse sin sentido. La derrota en el feudo
levantinista debía de haber supuesto un palo anímico mas el cuarto de
hora inicial sirvió a los jugadores para empezar a creer en sí mismos.
Ha sido la única derrota en estas diez últimas semanas. El día del
Córdoba CF comenzaba a ser una final pues los triunfos de Cartagena y
Levante obligaban a pasar el primer match que tenía la plantilla; la
victoria fue clara y supuso el primer momento de unión de la afición con
un jugador que no había llegado con buen pie; ese futbolista era
Portillo. El doble empate de Montilivi y el Nuevo Colombino enfriaron
los ánimos a pesar de que el equipo estaba en puestos de ascenso, eso
sí, empatado con los departamentales y béticos a 61 puntos. Llegaban las
cuatro últimas jornadas en buena situación pero con un buen callo a
tiro como era jugar en el Municipal Cartagonova una semana después de
jugar contra el Albacete Balompié. El Hércules volvía a vencer con
contundencia por 5-1 y dos goles de Portillo-¿aquel penalty que le dejó
lanzar Farinó fue el inicio de esta gesta?- que empezaba a dar
dentelladas; entre el madrileño y el rumano Danciulescu liquidan al
conjunto manchego y colocan a los alicantinos como candidatos firmes al
ascenso. El empate en Cartagena parece que es una marcha atrás mas los
resultados, ,especialmente la derrota del Levante UD en Irún, confieren
una fuerza inusitada: el Hércules depende de sí mismo para
subir...aunque debe ganar los dos encuentros últimos para subir. El
ascenso de ayer, los dos goles que han supuesto que disfrutemos de estas
primeras 24 horas de Primera División, sólo se pueden entender con ese
gol salvador de Portillo en los últimos instantes de la semana pasada y
que le dio toda las posibilidades de ascenso para ayer sin depender del
Real Betis Balompié, al que un conformismo innecesario en Salamanca, le
ha condenado a estar otro año en Segunda División. Entiendo que haya
gente que no quiera relacionarlo, que crea que eso son cosas de
superstición pero la causa-efecto es tan anecdótica que me ha servido
para contar diez partidos que han llevado al herculanismo del infierno
al cielo.
Apunte Con todo, quisiera lanzar un mensaje de apoyo a los aficionados del Real Murcia. Sé que hay rivalidad entre ambas aficiones mas ello no debe negar que haya que saber respetar estos momentos. Tengo amigos murcianistas que lo están pasando mal y duele, en la alegría, su pesar. Su descenso de ayer fue cruel como lo hubiera sido que el buen profesional Kiko Ratón-aún recuerdo ese testarazo en Alcalá de Henares- se quedase con la marca del descenso del Girona.
Apunte Con todo, quisiera lanzar un mensaje de apoyo a los aficionados del Real Murcia. Sé que hay rivalidad entre ambas aficiones mas ello no debe negar que haya que saber respetar estos momentos. Tengo amigos murcianistas que lo están pasando mal y duele, en la alegría, su pesar. Su descenso de ayer fue cruel como lo hubiera sido que el buen profesional Kiko Ratón-aún recuerdo ese testarazo en Alcalá de Henares- se quedase con la marca del descenso del Girona.