El próximo veinte de mayo será especial para este blog. Ya hará diez años de su primera entrada. Para conmemorar esta efeméride, iré publicando un artículo de cada año hasta concluir con un artículo especial en ese día. Espero que sea de vuestro agrado. Empezamos con 2004 y la decisión del que era máximo accionista del club de coger la presidencia. Duró poco y se apartó a la segunda fila, dando la presidencia a Valentín Botella. Cada artículo tendrá el título en plan de enlace para se pueda comprobar cuándo se escribió.
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"Tocata y fuga" de Ortiz
¡Sólo ahora se estará arrepintiendo de haber desplazado a
Carratalá del puesto de presidente del Hércules!. Llegó a la presidencia
en loor de multitudes(¿?) y se marcha ahora tras un espectáculo
bochornoso y unos cuantos gritos de una afición quemada. Esa es la
historia de una persona que quería ser presidente pero que no aceptó sus
"exigencias". Es más, ya en mayo afirmaba que si le sacaban pañuelos
se marchaba. ¡Bonita forma de mostrar implicación al primer minuto de
llegar al "poder" !
La llegada de Ortiz al Hércules fue repentina, al
menos, para el aficionado que no seguía las negociaciones con las
instituciones alicantinas. Tras un problema con la Diputación a la hora
de percibir unos ingresos por publicidad, se consideró que era necesario
desligar a un equipo recién descendido a 2ªB de las manos crueles que
lo habían llevado, desde la capital del Reino, casi a la ruina. Un
alivio para los jugadores que llevaban tres meses sin cobrar pero que
habían colocado líder al club en la tabla de clasificación. En tres
meses, ya había solicitado su primera suspensión de pago, situación que
llevó al equipo a medio sanearse ya que el tema de la deuda pública no
se había negociado. La suspensión de pago acabó con un reparto de
acciones por deuda que supuso curiosas anécdotas: por ejemplo, a
Arrocería "El Delfín" se le asignaron acciones a pesar de que ya no
existía, como tal, el establecimiento al que, paradójicamente,
acudieron plantilla y directiva la noche del ascenso a 1ª División.
¡Vaya manera de pagarles el aprecio de esa "nit màgica"!. Otra paradoja
llegó varios años después. Mientras que en los diarios gratuitos se
comentaba la decisión de Ortiz de recomprar el estadio, desde el
Información se comunicaba que el club había presentado su segunda
suspensión de pagos. ¡¡¿quién sería capaz de creerse que el Rico Pérez
sería recomprado?!!
En el área deportiva, su desconocimiento del fútbol no
le impidió cesar a cuanto entrenador quiso. Echó a Manolo Jiménez a
falta de tres semanas de acabar la promoción de ascenso a 2ª, cuando la
situación no era complicada y aún se podía subir; hizo lo mismo con
Miquel Corominas, a pesar de que no había ni una décima parte de presión
del público por cesarlo de la que hay ahora, tras una victoria al
Burriana(1-0) con mal juego... pero catalogable de bueno vista la
temporada pasada con Granero; el colmo se lo llevó el canario Álvaro
Pérez cuando Ortiz le puso la soga tras tener ante el Getafe su primera
derrota en casa... en la jornada 28. Ahora, cesar a Granero, cuando el
público lo pide a gritos o sin abonarse, parece que le cueste la misma
vida. Su único momento de lucidez fue abortado por las circunstancias de
la suerte y su propia indecisión: haber fichado en su momento a
Bordalás cuando lo tuvo a "tiro"....y por dos ocasiones "voló".
Por último, en el área social, ha llevado al equipo a
un nivel de rídículo constante. Del prestigio ganado a mediados de los
noventa, nada queda; los intentos que se han hecho por recuperar al
Hércules por parte de la afición, en especial, Herculanismo- de la que
pronto habrá un artículo en esta weblog-, han encontrado en la
directiva una especie de "frontón" sin llegar a valorar mínimamente la
labor.
La marcha de Ortiz no cambia, en definitiva, nada. El
desprestigio global(económico, social y deportivo) existía antes de su
llegada a la "poltrona" y seguirá con su retirada a tercera línea hasta
que no comprenda que debe contar con gente que sí entienda de fútbol y
que, por supuesto, quiera al Hércules. Esa es una condición
indispensable para el éxito.