Quizás porque no había nada en juego, quizás porque había que motivar a los aficionados para que acudieran al estadio José Rico Pérez. El partido ante el Real Murcia contaba con dos novedades para ir a ver un partido intrascendente desde el punto de vista local: ver in situ los focos del estadio tras tres meses sin nada pero, sobre todo, la nueva camiseta que lucirá el equipo en la próxima temporada. Irónicamente, un comentario que corría entre la grada hacía referencia a que habíamos asistido al primer partido de pretemporada. Los comentarios mientras se realizaba el sorteo iban en ese sentido. A muchos les gustaba porque les recordaba años buenos del pasado, otros consideraban que había mucho blanco (la parte de detrás era blanca salvo una parte de la franja azul que paraba en el dorsal y no tenía continuidad camino del cuello). Antes de saltar los jugadores al terreno de juego para comenzar el “match”, las miradas iban dirigidas a las cuatro torres de iluminación del Rico Pérez, bien diferentes de las que estaban en las últimas tres décadas. Una imagen a la que nos acabaremos acostumbrando pero aún con cierta extrañeza.
Sobre el encuentro o, mejor dicho, pantomima, en el que el Real Murcia mostró más ganas y ambición ante un equipo que, seamos realistas, dejó bastante que desear. Un partido se puede perder pero, en la derrota, había que mostrar argumentos que no se vieron en ningún momento. La derrota de ayer dolió por la indolencia mostrada por unos jugadores que, hasta hace dos semanas, habían mostrado otra cara más seria. Es difícil recordar alguna jugada digna de mención y, sí la hubo como el disparo de Mora tras un fallo en el saque con la mano por parte del guardameta visitante. El encuentro se jugó un poco en la grada donde buena parte de la afición blanquiazul quiso recordar a la afición rival el destino que el Mirandés señalaba con sus goles en el Nuevo Arcángel, ante otro rival, el Córdoba, deseando que terminara la temporada que comenzó con tantas esperanzas, desaparecidas con el paso de las jornadas. Incluso, el partido dio la sensación, por poco tiempo, que si el conjunto de Quique Hernández hubiera marcado el 1-2, bien podría haber logrado el empate ante unos jugadores murcianistas que veían que su esfuerzo había llegado demasiado tarde. La victoria del conjunto burgalés en Córdoba define los cuatro equipos que descienden en el terreno de juego, mas ahora hay que mirar en los despachos porque podría ser que el descenso acabe siendo sólo para el club jerezano ante las dificultades de Lugo y Mirandés en su transformación en S.A.D. y el asunto Deportivo Guadalajara.
Terminó un partido con un sabor muy amargo, con el enfado por no ver “orgullo” en los jugadores tras conocerse que se repetía, una vez más, el circo de las casas de apuestas (la retirada del Hércules-Real Murcia de la parrilla de partidos), la decisión de Tebas de querer investigar este encuentro en caso de amaño y lamentar que no hubiera tensión en los jugadores herculanos por tal de demostrar que toda esta historia no era cierta.Una triste despedida, dicho sea de paso, de varios jugadores que terminan contrato sin opción de renovación y, posiblemente, Falcón.
El pitido final de Fernando López Acera finiquita la temporada en Alicante -a falta de jugar en Santander- y deja el fútbol hasta el próximo agosto con nuevas caras y, esperemos, un proyecto hecho con cabeza. Dos apartados de la temporada 2013/14 ya se saben: la camiseta y la iluminación de las torres, tras ser encendidas(sin sentido alguno desde el punto de vista de su utilidad) cuando faltaban poco minutos para acabar el partido y que apenas se percibieron por la claridad existente a las siete y media de la tarde de un mes de junio.
Apunte Ayer fue un día muy largo en Barcelona. Por un lado, el culé, la llegada de Neymar al club y su presentación; por el otro lado, el perico, el homenaje a Daniel Jarque, que contó con varios jugadores conocidos en el equipo de la Liga, capitaneado por Andrés Iniesta.