En su día se usó esta frase para apelar al juego impetuoso de la selección española. Con esa famosa frase de “ A mí, Sabino, que los arrollo” se forjó una leyenda sobre la furia roja, furia que, en muchos casos, era alocada y sin sentido. Esa “furia” tan aplaudida por unos como denostada por otros ha marcado el devenir del fútbol patrio. Desde aquel 1920, el empuje como “método” para ganar partidos fue evolucionando a medida que los jugadores que vestían la camiseta roja de España tenían su palmarés impresionante(de aquellos tiempos de los sesenta, contar con Luis Suárez o Di Stefano debía de haber supuesto algún logro más que aquella Eurocopa de 1964). Supongo que, por aquel entonces, lo de la “furia” debía ser un tabú y aunque el término no estaba aceptado en la jerga habitual del aficionado, supongo que lo de los “jugones” no era compatible con la furia debía ser un comentario habitual…pues lo ha sido en la actualidad. Sin embargo, me niego a que ese término desaparezca por tener jugadores de gran calidad; es compatible un juego preciosista pero también un ímpetu que les haga hacer cosas que podrían parecer difíciles. Hacer gestas como aquel 12-1 a Malta o aquel 4-3 a Yugoslavia hace ocho años cuando en el minuto 90 figuraba un 2-3 en el marcador. Fue en la época de Camacho cuando lo furia lo fue más que nunca y cómo ejemplo, aquel 9-0 a Austria..que estando mal no era una Albania o un San Marino cualquiera. Había calidad a raudales y sólo un nefasto arbitraje del egipcio Al Gandhour en los cuartos del Mundial de Corea y Japón frustró un pase a semifinales merecido, con dos goles incorrectamente anulados. La furia tan denostada por algunos es un elemento que nunca debería decaer, más bien debería ser nuestro principal rasgo de identidad: una furia, eso sí, ayudada por la excelente calidad de los seleccionados.
Veinticuatro años después de aquella tarde en el Parque de los Príncipes, España vuelve a una final aunque en esto siempre hay un matiz pues, entre medias, hubo dos finales olímpicas(1992 y 2000) pero la “Absoluta” es la clave y mucha historia vendrá de aquel recuerdo de 1984. En aquel momento, el anfitrión nos esperaba con un Michel Platini pletórico y artífice del 1-0, el gol que “marcó” a Arconada(tanto por el gol como por el amargo recuerdo que ha creado en el cancerbero donostiarra un gol tan ingrato). La diferencia, a favor de la España-2008 fue el modo de llegar a dicha final y que no se parece por asomo a la de este año. En aquella edición las dudas habían surgido desde el principio y dos empates ante Rumania y Portugal ponían al combinado español al borde la eliminación salvo victoria a Alemania en la última jornada. Ejemplo de furia, aquel gol en plancha de Maceda a falta de un par de minutos desató la locura nacional y los jugadores se abalanzaban sobre el central español para celebrarlo. Ante Dinamarca, en semifinales, España se clasificaba en la tanda de penaltis, algo nada habitual en la reciente historia de la selección. Comparado con esta clasificación, pocas dudas: tres victorias en la primera fase, sufrimiento ante Italia y segundo varapalo a Rusia. Ahora, el rival es Alemania, uno de los grandes “transatlánticos” del futbol europeo y mundial. Sin estar mejor que España, tiene esa virtud que, cuando la cojamos seremos “grandes”:incluso jugando mal, gana. Es una “Italia” potenciada porque no es rácana en el juego y no se rinden tan fácilmente. Ignoro como saldrá la final pero espero que positiva para nuestros intereses. Ahora bien, sólo hay un aspecto que me preocupa sobremanera: en caso de perder, ojalá no se pierda la perspectiva y se valore haber llegado a una final. Sabemos que los españoles somos capaces de olvidar lo bueno y si Puyol o Marchena no tienen su día se les puede crucificar cuando, ayer eran valorados por haber frenado a Luca Toni y al archifamoso en esta semana, Arshavin, en dos partidos para enmarcar.
Vamos España.
Apunte Cambio de cromos en el lateral izquierdo. Viene un jugador como Carril, procedente del CD Lugo y se va Edu Albacar a Vitoria cuando la renovación era lo más evidente. Como gracia que no tendrá fundamento, resulta irónico que haya sido el momento de mostrar quién era Carril(lateral con intención ofensiva y efectividad)y marcharse Edu Albacar…como si creyera que su puesto en el lateral izquierdo no iba a ser seguro.