Se rompió la buena racha que llevaba el Hércules desde el inicio de la temporada. Una derrota que tuvo un inicio explosivo, un desarrollo en el que la primera parte fue de claro color rojillo y un final en el que el Numancia, que podía estar más cerca del 2-1 que del 1-2, marcaba un gol en el que Nagore tocaba el balón con la mano, y terminaba entrando en la portería con previo toque de Llera; el 1-3 ya fue más fruto del bloqueo anímico de ver el partido perdido y un toque del delantero que iba directo al palo y entró. Eso no quiere decir que el Hércules jugó mal o se mereció perder de esa manera; aunque su juego fue espeso de ideas en la primera parte, tuvo sus ocasiones para ponerse por delante o empatar antes de llegar al descanso. El Numancia llegó con la inercia del 1-4 en Albacete y jugó de una manera sorprendente y desde el principio. No sólo fue el disparo inicial al medio minuto de juego, fue el gol de Del Pino al cuarto de hora, el contragolpe que Carmelo no llevó adelante con un disparo que Prats impedía que entrase en la portería o la falta disparada por Julio Álvarez que acabó en el larguero. El Numancia, acompañado de la sensación de un Prats inseguro, daba miedo en cada jugada que se arrimaba a las inmediaciones de Prats. Con todo, el Hércules, insisto, no jugó mal pero tampoco ha sido el de los últimos tiempos: el Numancia había maniatado las opciones de peligro de los de Goikoetxea aunque Mariño en un par de ocasiones y, sobre todo, Farinós tuvieron la opción de lograr el empate antes del descanso.
La segunda parte siguió la misma línea de la primera parte hasta que Ismael le cedía el puesto a Sendoa; desde ese momento, el Hércules trató de acercarse más al área defendida por Jacobo. Con el paso del tiempo, el empate se iba concretando en las veces que se llegaba hacia arriba. Blas Pérez no tuvo la suerte ante el cancerbero pero, en la siguiente ocasión, lograba el empate. Desde ese momento, el equipo parecía espoleado por la afición y se vislumbraba el 2-1 por cuestiones más de inercia que de juego. Un saque de esquina, un toque al balón con la mano, el esférico que golpeaba a Llera y entraba en la portería de un criticado Prats. Un par de minutos después, Mario sentenciaba con un toque efectivo de balón que lo dirigió hasta las redes al lado del poste. De ahí al final, poco más. Respecto a la jugada polémica, sería erróneo interpretarlo como “robo”; es cierto que el resultado podría acabar siendo empate a uno (el 1-3 fue más motivo de desconcierto) pero el Numancia jugó su partido, estuvo de forma omnipresente en cada minuto que pasaba y hay que reconocer que su juego fue ambicioso. El tiempo dirá si ha sido positivo perder o no; en un principio, servirá para rebajar la euforia y se preparará el encuentro ante el Salamanca con el objetivo de volver a la senda de la victoria. Una victoria en tierras charras que, además, servirá para que los que acudieron hoy al estadio vuelvan de nuevo dentro de dos semanas, ante el Sporting de Gijón. Que no nos olvidemos que hubo un Hércules- Palencia(83/84) o un Hércules-Écija(95/96) en los que llegó la derrota y no pasó nada. Ojalá que la rabia por el arbitraje se reconduzca a lo largo de la semana y se encauce a una mejor motivación: hay que recuperar los tres puntos perdidos ante el Numancia.
Apunte Una vez ha jugado el Hércules, queda aún la tarde del domingo para ver la evolución de la jornada de Primera y Segunda. Entre los partidos de esta tarde destaca uno con un aire de sana envidia general y particular: general por el lleno en Pucela y, en especial, por Sisi y Butelle, por los que se siente un grato recuerdo por su paso en el Rico Pérez y que hoy jugarán ante el Real Madrid el primer gran partido desde el regreso pucelano a Primera.