Mucho se ha hablado a lo largo del día de hoy sobre las bondades de un equipo que ayer jugó uno de esos encuentros para enmarcar. Hacer un análisis sobre el partido de ayer sería difícil cuando todo está escrito y reflejado en todos los medios informativos. La victoria ante el Numancia, unida a la lograda en Motril, va consiguiendo que ese empate a dos con los jerezanos vaya pasando a la historia y ya se hable de una buena imagen en los graderíos del Rico Pérez para el próximo encuentro ante el Albacete Balompié. Quizás el único punto negro fue que la presencia de público no fue la deseada y, eso que no estoy hablando de que fueran diez mil personas al estadio. La mala tarde en lo climatológico y España en la televisión fueron dos rivales que convencieron a mucha gente para no ir al estadio. Pero también quisiera ver el aspecto positivo: los presentes ayer en el estadio disfrutaron de un buen encuentro, los jugadores pudieron observar “in situ” como pueden llegar a entusiasmar a esta afición, dura a veces pero que, contenta por un buen espectáculo, no duda en animar cualquier acto de entrega de cualquiera de sus jugadores. Hace tiempo que no hubo un aplauso tan unánime desde las gradas y el apoyo se vivió en varios instantes del partido con todo un estadio volcado (sí, eran cuatro mil según Millán pero se vio más animación que con más espectadores).
De todas las valoraciones que se pueden realizar respecto al encuentro cabe destacar una entre las demás: “este equipo tiene gol”. La sensación es que se tiene una plantilla para generar una buena cantidad de jugadas de peligro. Empezando por la delantera encargada de materializar los tantos, se observa dos delanteros de cierta similitud como son Blas Pérez como Rubén Navarro- el valenciano está en la misma onda del panameño siendo el primero en presionar cuando no se tiene el balón-; Piti muestra una buena actitud de cara a la portería, si bien algunas quejas desde la grada apuntaban a un cierto exceso de iniciar y acabar él las jugadas de gol. De Tote nada que decir, el madrileño se ha ganado a pulso su condición de capitán: tiene esos toques de genialidad que se le esperan y sólo es cuestión de esperar que los minutos nos muestren aquel Tote que salía en la televisión con sus célebres rabonas y que su juego no sea intermitente. Por bandas, el peligro puede llegar con los centros de Albacar, por el momento, el mejor jugador. Ismael mostró en Liga que es un jugador que tiene gol para dar y tomar: dos partidos, dos asistencias. Respecto a ayer, otros jugadores a tener en cuenta son los pases en profundidad a Kiran Bechan, la esperanza de que Mariño no sea un jugador más sino alguien con un juego diferente, más echado para adelante. Inolvidable su disparo al travesaño tras una previa jugada también de ensueño.
Apunte Al parecer el propio lateral izquierdo herculano ha recordado que su apellido no es Albácar sino Albacar. Cierta sensación de “dèja vu”: también Mandía no era tal sino Mandiá y eso lo comentó tras muchos artículos y artículos desde que salió de la cantera del Madrid. Aún al gallego hay quien le sigue poniendo el acento en la í con lo que Edu puede esperar a convencer a la gente de que su apellido no es el que todos dábamos por hecho.