Doce años han pasado desde aquella temporada 95/96 que acabó en ascenso a primera. Doce años en los que el tiempo ha decidido coger ese ritmo cíclico habitual en el Hércules. Obviamente, hay matices que separan ambas temporadas pero también hay ciertas similitudes, algunas especiales, otras que son más casuales. En aquella época, la tendencia era algo mejor que en ésta pero, a veces, no quiere decir nada. El Hércules, tras el ascenso en la temporada 92/93 abarcaba su consolidación en segunda división al igual que en la 2005/06. Aquella supuso un grato recuerdo mientras la del año pasado fue más sufrida, si bien, el Hércules de hace dos años pagó su buen funcionamiento en el primer tercio de competición con dos noticias que lastraron la temporada del retorno: la lesión de Moso cuando mejor estaba y la nefasta irrupción de los Roig en el Hércules. En la temporada 94/95 hubo más intención de que fuera de transición que la recién acabada. Los fines eran diferentes pero la 94/95 y la 2006/07 tienen un punto en común: fueron importantes en lo referente a cuestiones extradeportivas: mientras en aquélla el objetivo era finalizar el proceso de transformación en SAD, en ésta ha sido la compra del estadio José Rico Pérez por la sociedad Aligestión, ampliamente mayoritaria en el accionariado del Hércules, el referente aparte de las instalaciones de Fontcalent. En ambos casos estamos hablando de la tercera temporada en segunda división. Además, el entorno herculano comenzaba crispado esa temporada, si bien, una diferencia con aquél equipo es que el entrenador empieza de cero y no con un saldo limitado, más por el Consejo que por la afición.
El final de aquella 94/95 no fue muy halagüeño. Apenados por la pérdida de opciones de jugar esa promoción de ascenso, enfadados por los derroteros que llevaba el Hércules en las últimas jornadas, enojados por el penoso espectáculo que daba el terreno de juego blanquiazul-lo que obligó a jugar a Elche la última jornada contra el Barcelona B- los directivos comenzaron julio con la intención de ir reforzando el equipo. Se dieron varias bajas: Dani, Adzic, Tortosa, Melgar, Quique Medina, Zafra, Pellicer y Diego Ribera mientras otros jugadores llegaban, como era de esperar, para suplirlos. Fue la pretemporada en la que se logró uno de los sueños de los herculanos: el regreso del hijo pródigo, Eduardo Rodríguez, a la plantilla del equipo blanquiazul. Se fichó veteranía pues la juventud la aportaban varios jugadores como eran Palomino-que jugó su mejor temporada como profesional- Marí, Varela, Arroyo o Raúl Ivars, si bien este último apenas contó para Manolo Jiménez. Los fichajes llegaron pronto: Antón volvía a Alicante tras unos años en el Logroñés; desde tierras ilerdenses llegaron David de las Heras y Gonzalo Arguiñano; desde Oviedo, Jankovic fichaba por el Hércules siendo presentado junto a los dos anteriores; junto a Rodríguez venía Visjnic, un jugador serbio que marcaría su historia en blanquiazul en los posteriores años. Junto a ellos, Valerio, el único joven que llegaba al club blanquiazul.
La pretemporada como tal no fue positiva y el entrenador Manolo Jiménez llegó a la ciudad deportiva del Madrid con la soga en el cuello pero ese Hércules comenzó a tener suerte y buen juego para encadenar esos resultados que le llevaron a Primera.
Apunte Este apunte va dedicado al Villajoyosa Club de Fútbol, conjunto entrenado por el ex herculano Vicente Borge. Un equipo modesto que ve lastrado su trayectoria de los últimos tiempos por una reducción drástica en su presupuesto que le obliga, en un principio, a empezar sin tantas ilusiones como en los últimos tiempos por no hablar de desenlaces peores. Otro tanto se lleva la afición del Figueres, que ve atónita como su “Unió Esportiva” desaparece en el océano de la 2ªB, víctima de una “solución” evidentemente errónea: las S.A.deportivas.