Es un tópico pero define claramente lo que aconteció ayer sobre el terreno de juego a lo largo de los noventa minutos. Una primera parte anodina, desesperante por el escaso tino ante el cancerbero Bonano; una segunda explosiva en la que los tres goles fueron pocos ante tal empuje. Y eso que el comienzo no daba sensación de que iba a cambiar. A los dos minutos, el Alavés ya iba por delante tras el enésimo fallo de Redondo al permitir involuntariamente que Toni Moral centrase y Aloisi pusiera a los vitorianos por encima en el marcador. Poco después, desaprovechaban la ocasión de colocarse 0-2 pero ya no hicieron más cuando lo sencillo hubiera sido insistir debido al estado nervioso de la zaga que no acertaba a zafarse de los rivales. De haber sido agresivo el Alavés otra historia hubiera sido lo de ayer mas el equipo vasco decidió que era el momento de echarse para atrás y perder tiempo- lo de Bonano con los saques de puerta fue ofensivo y objeto fue de una tarjeta amarilla en el primer tiempo- hasta llegar el final del partido. El entrenador herculano- plausible su decisión de rotar- se equivocó al colocar a Xisco Nadal en la banda derecha cuando la compañía de Moisés hubiera sido más decisiva para un jugador al que se necesita recuperar; ponerlo en una ubicación que no es la suya no era la mejor manera de ayudarle y se notó que su sustitución en la segunda parte fue suficiente para cambiar el guión del partido.
De la segunda parte queda el recuerdo de unos cuarenta y cinco minutos pletóricos: el gol anulado a Schiavi- sin comentar si fue correcta o no su anulación- abrió un poco la espita de la ilusión; se acentuó con dos fallos terribles de Moisés que hicieron que la afición creyera en la posibilidad de remontar porque se rozaba el gol- ese remate de Moises que fue tan ajustado que pasó muy cerca del palo. La salida de Tote había revolucionado el partido y Benítez marcó su segundo gol en la temporada tras un fenomenal disparo que suponía el empate a uno. Diez minutos después, era el madrileño quien colocaba el 2-1 recuperando el olfato perdido en las islas afortunadas, allá por septiembre. Por último, en un pletórico cuarto de hora, un fallo inexplicable de Bonano al atajar mal un disparo y dejar el esférico suelto a los pies de Moisés que, de potente disparo, olvidaba los dos fallos anteriores. La afición, un poco parada en la primera parte, empezó a creer en el milagro y aplaudió a rabiar cuando Benítez y Moisés abandonaban el terreno de juego. Tras mes y medio, el Hércules vencía en el Rico Pérez y daba la primera gran alegría a la afición- la otra victoria era ante el Vecindario-. Fue la mejor manera de ganar para recuperar confianza y esperar que no sea un espejismo como en otras ocasiones. El Albacete de Cámara espera en el Carlos Belmonte.
Apunte Sergio tuvo la mala suerte de que su brecha en la cabeza tuviera que esperar casi un minuto para ser atendida ya que tanto sus compañeros como los rivales se empeñaron en jugar mientras él estaba en el suelo. Eso sí, el leonés demostró su gran profesionalidad y siguió siendo el más activo a pesar de la venda en la cabeza. Recordó los viejos tiempos cuando él y Carlos Pérez tenían esa misma actitud sobre el terreno de juego.