Suena a tópico pero es bastante real. El Hércules juega el domingo el primer match- ball de lo que queda de temporada, en lo que se asemeja a un tie-break con todas las letras. Esta semana se puede resolver todo, como tener que esperar hasta la última jornada. ¿Por qué? En el peor de los casos, victoria ilerdense y derrota herculana pondría a dos puntos la salvación y, lo que es peor, la siguiente jornada ante Nàstic sería un suplicio con un oído prestando atención al Estadio del Mediterráneo en Almería, donde jugaría el equipo de David Vidal, esperando que no se acercasen más. Sin embargo, el suplicio se resolvería pronto: victoria herculana y que el Lleida no gane en Lorca, o bien, empate ante el Alba y esperar a que el Lorca, dos horas después, derrote al Lleida. Son dos opciones factibles más por el duelo difícil que tiene el equipo catalán en tierras murcianas que por el juego herculano. Vistas las informaciones vertidas en el día de hoy, la mejor manera de acallar el tema de los supuestos maletines entre "granotas" y los de la "Terra Ferma" sería resolver a la primera esta cuestión.
Esas triquiñuelas, que pasarían porque el Levante primase al Lleida por ganar al Lorca y "facilitarle" la permanencia, parecen inverosímiles pero, en esta situación, cualquiera ve fantasmas por todos los sitios. La falta de calma. Es preciso un factor importante para tratar de cumplir el objetivo esta semana: la concienciación de todos para conseguirlo. Es un factor que incumbe a todos: jugadores - para lograr la tranquilidad -, los aficionados -por la sencilla razón de que son los que más tienen que perder en caso de que ocurriese lo peor -, los directivos -no es lo mismo la 2ªB que la 2ªA-y, por último, los medios de comunicación locales- publicar nombres de entrenadores no está siendo nada positivo-; si todos los elementos que participan, activa o pasivamente, de forma correcta, el equipo lograra los resultados tranquilizadores. Ya es hora de resolver el tie-break y aprovechar la primera bola de "salvación".
Apunte Enésimo capítulo de problemas con los campos de entrenamiento. Ni en el Rico Pérez, ni en el Estadio de Atletismo, ni en la Ciudad Deportiva -caso más grotesco- se ha podido entrenar en condiciones. Y los problemas con el saladar de Fontcalent parecen ir para largo.