Si hace dos años, el Hércules, asfixiado por una racha de nueve partidos sin ganar, rompía su negra racha ante el equipo castellonense, ahora, el equipo "orellut" volvía a ser ese equipo talismán con el que el Hércules volvía a ganar para olvidar otro período que, entre otras cosas, acabó con la paciencia del Consejo de Administración y el cese de Mandiá. Ayer, se dieron, por tanto, dos posibilidades para ganar: el Castellón por rival y ese popular dicho de "a entrenador nuevo, victoria segura.El triunfo no fue fácil porque cuando un equipo no le va bien las cosas, suele sufrir para lograrlas y al Hércules sudó lo suyo para alcanzar una victoria balsámica que, entre otras cosas, sirvió para llegar a los 30 puntos, una cifra que, hasta hace unas semanas parecía asequible pero que ha costado demasiado obtener. Además, el gol de la victoria subió al marcador electrónico gracias a otro penalty, pena máxima que no disfrutaba el Hércules desde el derby en el Martínez Valero, y que parecía que no iba a darse más en esta temporada. El pitido final de un colegiado demasiado discreto, muy amigo de enseñar tarjetas con demasiada facilidad, acabó con un sufrimiento de muchas semanas, concretado en noventa y cuatro minutos ante un equipo que no mostró apenas nada de aquel que, seis días antes, ganaba en Castalia al líder, Xerez. Ayer, la motivación estaba vestida de blanquiazul.
Eso sí, el partido tuvo unos prolegómenos sorprendentes: la sorpresa de encontrarse a Sergio Sánchez en la portería hizo pensar a más de uno sobre lo que habría visto Bordalás en el uruguayo Schmidt para no querer ponerlo; el cancerbero asturiano, salvo una jugada extraña, mostró más seguridad(tampoco es difícil) que en muchos partidos de la temporada y, por una vez, se merece una buena nota. Schiavi estuvo algo mejor en el corte y los laterales estuvieron subiendo y bajando con más facilidad. Cámara estuvo pletórico hasta el punto de ofrecer varios detalles además de cumplir con su cometido, Sisi estuvo más participativo de lo habitual pero, quizás, la gran sorpresa fue la mayor movilidad de Moisés, cayendo alguna vez a banda, y haciendo que la fijación de marca de los centrales fuera más compleja y difícil que con el estatismo de las últimas semanas. El conjunto ganó en confianza aunque sigue habiendo una duda que será importante resolver: ¿qué le pasa a Manolo Pérez?. El centrocampista sigue sin estar atinado en varias fases del partido aunque hay que reconocer que, con el tiempo, empezará a coger más papel en lo que serán las jugadas de estrategia. Aparte de ello, el equipo además supo sufrir y eso también es positivo de cara a futuros encuentros.
Apunte Doble o nada es lo que se va a vivir esta tarde en el Municipal de Santo Domingo(El Ejido). La victoria ilicitana ayudaría con creces al conjunto blanquiazul pues permitiría que el equipo almeriense siguiera a cuatro puntos del alicantino; sin embargo, una derrota del Elche pondría a los de la ciudad de las palmeras con el miedo a las puertas del descenso tras la tercera derrota consecutiva de Julián Rubio.