Sólo unas pocas horas definirán el futuro de Juan Carlos Mandiá en la reunión de esta tarde. Si hace cuarenta y ocho horas la soga estaba preparada para hoy, un giro de 180º permitirá, salvo sorpresa, la continuidad del técnico gallego hasta el partido del Almería y, en función del resultado que se dé en el Estadio del Mediterráneo y del juego en el caso de victoria, el entrenador podrá tener otra semana o no. Es lo que tiene vivir con la espada de Damocles sobre la cabeza, amenaza que sólo una reacción explosiva, en forma de dos victorias consecutivas y cinco o seis jornadas sin perder y con mejora exponencial en el juego, levantaría temporalmente. Uno de los factores para retardar la decisión de finalizar esta locura semanal es la falta de decisión sobre el nuevo técnico ya que requiere una reflexión demasiado compleja por el riesgo de cambiar por un técnico que puede levantar el equipo, pero también terminar de torcerlo.
Si el dictamen, como se asegura en los medios, es el del ultimátum en Almería, Mandiá se encontrará en manos de sus jugadores. Serán ellos, con su compromiso, los que le darán vida al entrenador gallego una semana más, o bien, el deseo de algunos de sus componentes, de terminar de rematar el escaso crédito del entrenador actual. De las declaraciones que han salido en la prensa, vemos que son los jugadores del año pasado los que están tratando de recuperar el espíritu de la temporada actual, único modo de tratar de salvar este escollo. Sólo ellos podrían evitar lo inevitable aunque no tienen la capacidad para hacerlo: Castro y Vicente hacen lo posible para que no lleguen los rivales pero éstos sí que los desbordan por velocidad; Sergio echa de menos a Urbano y, sobre todo, Carlos Pérez, con el que estaba compenetrado; a Mora le viene grande la segunda división; Cámara es el que más está rindiendo de todos los que permanecen del año pasado y, por último, Sisi y Miguel están empezando a coger la idea de esta categoría, muy diferente de aquella 2ªB. Por ello, no se sorprendan de que alguno de los nuevos vuelva a sufrir la desagradable sensación de quedarse fuera de la convocatoria, veáse Navarrete, Redondo y Borreguero. Por ahora, Mandiá sólo confía en los del año pasado y desear que el juego mejore para dar imagen de ir creciendo. Porque una victoria sin fundamento podría ser tan letal como aquella del Madrid que no evitó el cese de Luxemburgo.
Apunte Los nombres de entrenadores factibles que salen a la luz están ayudando también a Mandiá. El nombre de Jorge d'Alessandro ha supuesto un rechazo de la opinión pública, a Bordalás no lo acepta un amplio sector de la afición y David Vidal tiene bastante apoyo pero, aún así, tiene detractores. Un nombre tapado, el de Quique Hernández, supondría una repetición de lo que se vive en Elche con la llegada, por tercera vez, de Julián Rubio.