El año
nuevo, es la época propicia para sentirse con ánimos renovados, y
volver a hacernos los buenos propósitos que, todos los nuevos años,
siempre nos planteamos: que si aprender idiomas; que si ir al
gimnasio y perder unos kilos; y los que fumen, pues dejar de fumar
o, por lo menos, intentarlo. Pero, al igual que nos pasa siempre,
algunos los comenzaremos a llevar a término, otros ni lo
intentaremos, y otros, tal vez los menos, conseguiremos realizarlos,
sacando fuerzas de flaqueza.
Al
menos sobre el papel, el Hércules tenía como propósito de año
nuevo, empezar a ganar partidos en el Rico Pérez, pero pronto esa
buena intención, se dejó diluir en lo que es la rutina habitual del
equipo en el templo herculano.
No me
cabe duda, de que hay intención por parte del equipo, de ofrecer al
espectador, una victoria cada vez que salen al campo del estadio
herculano (qué menos), pero lo cierto, es que el conjunto dirigido
por Pacheta, se estrella una y otra vez contra una barrera física, y
también psicológica que, de momento, no consigue solventar.
Una
barrera física, porque es una evidencia, que este equipo es
altamente dependiente de la participación de determinados jugadores,
como pueden ser Javi Casares o Adrián Cuevas, y de que estos se
encuentren con el estado de gracia necesario para marcar las
diferencias.
Una
barrera psicológica, porque da la sensación de que lo del Hércules
en el Rico Pérez ya se llama pánico escénico. Se siente en el
ambiente que ni el equipo conecta con la grada…ni la grada con el
equipo, aunque es difícil saber si es antes el huevo o la gallina.
La realidad, es que el equipo sale presionado, por las circunstancias
propias del devenir de la Liga, y por las circunstancias propias de
la entidad, que necesita subir cuanto antes de categoría, pues en
ello le va su propia supervivencia, y ello la grada lo sabe
igualmente, lo cual da como resultado una suma de ansiedades que, a
la postre, acaba lastrando a todos.
El
próximo domingo, el Hércules vuelve a enfrentarse a sus miedos en
el Rico Pérez, contra el Eldense, un conjunto que se está
convirtiendo en su “Némesis” esta temporada, pues difícil es
olvidar la traumática eliminación en copera, y ese partido inicial
liguero. Esperemos que el Hércules consiga rehacerse, y cambiar la
dinámica de los partidos caseros, porque sumar fuera está bien,
pero llegará un momento en que los puntos de casa también serán
necesarios. Macho Hércules