viernes, noviembre 07, 2014

Entorno movido

Llega un momento en el que el fútbol debe de definirse como algo más allá de un juego de once contra once luchando por un balón para alojarlo en una portería. Desde hace décadas, el fútbol tiene unos componentes adosados de principal importancia: el dinero, las administraciones públicas y el entorno(aficionados, medios de comunicación, ciudadanos).Del movimiento de esos factores, podemos valorar su fuerza en esos once jugadores. El entorno es, quizás, el más complicado de controlar para que no provoque efectos devastadores. Un famoso entrenador de fútbol, Johann Cruyff, lo alzó al escenario para que la gente pudiera observar la fuerza que podría tener.

Sobre el dinero, no cabe duda que juega un papel fundamental para bien,o para mal. Para tener recursos para hacer un equipo endiabladamente superior a los demás..., o para tener que sudar para conseguir hacer un puzzle llamado plantilla con los escasos medios económicos para ello. En el caso del Hércules C.F., ahí tenemos el ejemplo de plantillas excesivamente caras para el dinero que disponía(y que, insisto, va más allá de quince años...el Hércules ya era bastante imperfecto antes de Ortiz) y que, a la larga, costaban travesías en el desierto como la que estamos pasando actualmente, con presupuestos extramadamente ajustados(como he dicho muchas veces, el presidente de la LFP no es de mi agrado pero el tema del control económico tuvo que haberse creado en 1990 en vez de la dichosa sociedad anónima deportiva).

En el caso de las Administraciones Públicas, éstas han estado, están en menor grado que en el pasado, y ya veremos si estarán en el futuro. El famoso “pan y circo” ha hecho desde hace tiempo que las administraciones vieran en el fútbol un valor tanto de popularidad(la fotografía en el balcón del ayuntamiento o la recepción oficial con el presidente de la comunidad autónoma) como económico. Aunque me pareció excesivo en su día el informe de la Cámara de Comercio de Alicante-los célebres 17 millones de repercusión-, lo cierto es que no es lo mismo tener un equipo en Primera o tenerlo en 2ªB desde el punto de vista mediático, tanto para el club...como para la ciudad. Salvo escasos ejemplos, el dinero público se ha cerrado en esta situación de crisis económica y eso lo han notado mucho.

Con todo, el más conflictivo es el “entorno”. Es capaz de lo mejor pero, también, de lo peor. Desde un apoyo sin igual(aficionados, medios locales en línea con el objetivo) hasta ser destructivo.Decía un herculano hace años, en los foros, que el aficionado, en general, quería “que el equipo perdiera, echar al entrenador y luego subir”. Nos gustaba, vamos, movernos para quitar a un entrenador si no era de nuestro agrado hasta no parar. Lo vimos hace un par de años cuando toda la grada no dudó en echarse al cuello, deportivamente hablando, de Juan Carlos Mandiá, incluso gritando su marcha con 2-0 a favor. Pero, a veces, ha pasado que se ha deseado la derrota del equipo para que se produjera la debida catarsis purificadora, como pasó con Granero en 2004. Obviamente, ello hace que entienda que otros deseen la derrota para hundir a “Pacheta” o a Dani Barroso, aunque, en este caso, esté a favor del técnico actual.Ahora lo estamos viendo. Ha fallado dos partidos el equipo y los que no escribían desde la derrota de Elda han vuelto a irrumpir como si llegara la catastrofe más absoluta. Llama la atención volver a mencionar el nombre de Carbonell(expulsado por doble amonestación el pasado domingo, al igual que Atienza)o Pamarot por una derrota y olvidar los cinco goles encajados en diez partidos. Eso sí, luego se pide que el Hércules suba al año siguiente de bajar(lo que no ha hecho desde 1960 y se han dado ocho descensos desde entonces). Sobre los medios de comunicación, ninguna queja. Porque, incluso, el único medio que ha recordado el tema institucional y económico(como puede ser Estadio Digital), al menos, ha ido informando incluso en la victoria y en la buena racha.

Apunte Según la institución europea que olvida la ayuda pública en la construcción de un estadio, las subvenciones directas o los excesivos contratos de retransmisión firmados con las televisiones autonómicas, la ayuda de 18 millones es ilegal. Más bien, habrá que ver cómo la IVF aceptó dar un aval con esas cifras. Eso sí, el mayor error fue darle los 75 millones al Valencia C.F. porque, al día siguiente, era un clamor que era “obligatorio” el mismo trato a los demás equipos, incluso por los que ahora despotrican de ese aval al Hércules Club de Fútbol.