Llega un momento en el que el fútbol
debe de definirse como algo más allá de un juego de once contra
once luchando por un balón para alojarlo en una portería. Desde
hace décadas, el fútbol tiene unos componentes adosados de
principal importancia: el dinero, las administraciones públicas y el
entorno(aficionados, medios de comunicación, ciudadanos).Del
movimiento de esos factores, podemos valorar su fuerza en esos once
jugadores. El entorno es, quizás, el más complicado de controlar
para que no provoque efectos devastadores. Un famoso entrenador de
fútbol, Johann Cruyff, lo alzó al escenario para que la gente
pudiera observar la fuerza que podría
tener.
Sobre el dinero, no cabe duda que juega
un papel fundamental para bien,o para mal. Para tener recursos para
hacer un equipo endiabladamente superior a los demás..., o para
tener que sudar para conseguir hacer un puzzle llamado plantilla con
los escasos medios económicos para ello. En el caso del Hércules
C.F., ahí tenemos el ejemplo de plantillas excesivamente caras para
el dinero que disponía(y que, insisto, va más allá de quince
años...el Hércules ya era bastante imperfecto antes de Ortiz) y
que, a la larga, costaban travesías en el desierto como la que
estamos pasando actualmente, con presupuestos extramadamente
ajustados(como he dicho muchas veces, el presidente de la LFP no es
de mi agrado pero el tema del control económico tuvo que haberse
creado en 1990 en vez de la dichosa sociedad anónima deportiva).
En el caso de las Administraciones
Públicas, éstas han estado, están en menor grado que en el
pasado, y ya veremos si estarán en el futuro. El famoso “pan y
circo” ha hecho desde hace tiempo que las administraciones vieran
en el fútbol un valor tanto de popularidad(la fotografía en el
balcón del ayuntamiento o la recepción oficial con el presidente de
la comunidad autónoma) como económico. Aunque me pareció excesivo
en su día el informe de la Cámara de Comercio de Alicante-los
célebres 17 millones de
repercusión-,
lo cierto es que no es lo mismo tener un equipo en Primera o tenerlo
en 2ªB desde el punto de vista mediático, tanto para el club...como
para la ciudad. Salvo escasos ejemplos, el dinero público se ha
cerrado en esta situación de crisis económica y eso lo han notado
mucho.
Con todo, el más conflictivo es el
“entorno”. Es capaz de lo mejor pero, también, de lo peor. Desde
un apoyo sin igual(aficionados, medios locales en línea con el
objetivo) hasta ser destructivo.Decía un herculano hace años, en
los foros, que el aficionado, en general, quería “que el equipo
perdiera, echar al entrenador y luego subir”. Nos gustaba, vamos,
movernos para quitar a un entrenador si no era de nuestro agrado
hasta no parar. Lo vimos hace un par de años cuando toda la grada no
dudó en echarse al cuello, deportivamente hablando, de Juan Carlos
Mandiá, incluso gritando su marcha con 2-0 a favor. Pero, a veces,
ha pasado que se ha deseado la derrota del equipo para que se
produjera la debida catarsis purificadora, como pasó con Granero en
2004. Obviamente, ello hace que entienda que otros deseen la derrota
para hundir a “Pacheta” o a Dani Barroso, aunque, en este caso,
esté a favor del técnico actual.Ahora lo estamos viendo. Ha fallado
dos partidos el equipo y los que no escribían desde la derrota de
Elda han vuelto a irrumpir como si llegara la catastrofe más
absoluta. Llama la atención volver a mencionar el nombre de
Carbonell(expulsado por doble amonestación el pasado domingo, al
igual que Atienza)o Pamarot por una derrota y olvidar los cinco goles
encajados en diez partidos. Eso sí, luego se pide que el Hércules
suba al año siguiente de bajar(lo que no ha hecho desde 1960 y se
han dado ocho descensos desde entonces). Sobre los medios de
comunicación, ninguna queja. Porque, incluso, el único medio que ha
recordado el tema institucional y económico(como puede ser Estadio
Digital), al menos, ha ido informando incluso en la victoria y en la
buena racha.
Apunte Según la institución europea
que olvida la ayuda pública en la construcción de un estadio, las subvenciones
directas o los excesivos contratos de retransmisión firmados con las
televisiones autonómicas, la ayuda de 18 millones es ilegal. Más
bien, habrá que ver cómo la IVF aceptó dar un aval con esas
cifras. Eso sí, el mayor error fue darle los 75 millones al Valencia
C.F. porque, al día siguiente, era un clamor que era “obligatorio”
el mismo trato a los demás equipos, incluso por los que ahora
despotrican de ese aval al Hércules Club de Fútbol.