ávidos de venganza por cantarles
aquello de “a 2ªB”, de la visita a Gijón(donde el Hércules
lastró su destino en 1997 y 1999). Luego, tres partidos en casa y
uno fuera. Tres partidos en los que puede ser bastante peligrosos si
el rumbo no cambia 180º.
Futbolísticamente, muy poco. Y eso que
dio para milagro con el gol de Portillo(el quinto al conjunto
arlequinado en dos temporadas) en unas de las pocas llegadas a la
portería local.Pero otro “tocado” por el gol a sus víctimas
favoritas, Raúl Tamudo marcaba un gol sobre la bocina, fíjate, como
en 1997 cuando debutó con el conjunto entrenado por Paco Flores. La
victoria, en sí, fue justa con el equipo arlequinado. Cierto que
contó con ayuda extra con el penalty marcado por Aníbal por la
entrada de Echaide(o más bien un suspiro). Tanto la primera como la
segunda parte han sido claras en favor de un equipo que llevaba
buenos números en casa y que lo mostró con ímpetu buscando el gol
de la tranquilidad. El gol de Portillo fue, para nuestra desgracia,
lo que ya supuse en su momento: un espejismo. No era ni merecido el
punto. Hasta peligroso pero, tarde o temprano, tenía que llegar el
mazazo. Lo doloroso es que llegó sin posibilidad de reaccionar mas
no nos debía preocupar porque, incluso, con tiempo, no habría
cambio alguno porque la actitud desapareció antes de llegar a la
Nova Creu Alta.
Supongo que quedará por delante una
semana muy dura, pero también de reuniones, frases de “no se puede
dejar caer ésto” pero, al final, se acabará pagando el pato por
la escasa ambición mostrada cuando hacía falta tenerla. Ahora
empieza a ser tarde.
Apunte. Es muy triste pensar que
hace 18 años celebrábamos a estas horas el ascenso en Badajoz.
Luego llegó Alcalá de Henares e Irún pero ese éxito aún se
recuerda con cariño, la antelación con la que se logró el ascenso.
Aquel equipo sí tenía casta, jugadores como Pavlicic, Gonzalo o
Alfaro que cogían el carro y lo llevaban hacia adelante.