Las inercias descendientes son, como
era de esperar, dantescas. Son equipos que ven que la suerte les ha
abandonado. Ese mismo Cádiz C.F. que mencionaba en la temporada
2007/08 vio como el esférico se estrellaba una tras otra vez en el
palo. Es ese momento en el que el nerviosismo agarra a los jugadores
y les deja temblando al primer mazazo que reciben. El mismo Real
Betis ayer mereció la victoria pero un fallo defensivo facilitó el
empate y, cuatro minutos después, el segundo gol ante un equipo que
no atinaba y veía escapar las esperanzas para lograr su objetivo.
Inercias negativas sería fácil encontrar aunque ninguna como la que
deparó, por ejemplo, toda la segunda vuelta de la temporada
1989/90(dos victorias de 19 partidos, sólo la renta lograda de
aquellas semanas imbatido impidió el descenso a Tercera división).
Otra inercia mala la podríamos situar durante la temporada 2000/01
en la que, una vez más, la Tercera división acechaba.
Obviamente, también tenemos las buenas
inercias, las que nos dan buenas vibraciones para creer en algo
positivo. En buena parte de los ascensos que se han vivido podemos
verlas. La del ascenso del 96-en la que se alternaba goleadas con
partidos ganados desde la nada- o el del 2005, a partir del 1-2 a
favor del Hércules ante el Alicante C.F. y que dio inicio al camino
al ascenso a 2ª división.Ahí vemos lo contrario. Llegar en una o
dos ocasiones y vencer, remontar con facilidad o encontrarse la
suerte de cara. Si ese, otra vez mencionado Cádiz C.F., se hubiera
estado jugando el ascenso en Alicante, no lo dudemos que lo hubieran
logrado con un resultado abultado. Porque la suerte puede ser un
amiga admirable o una enemiga odiosa. Para el Real Betis, ya sabemos
lo que es.
Apunte La
justicia le ha dado la razón al Hércules en su juicio contra la
Sociedad Parques Temáticos de la Comunidad Valenciana, lo que
significará un extra importante de cara al concurso de acreedores.