La última historia extradeportiva relacionada con el Hércules ha sido
el expediente abierto a siete equipos de fútbol en Bruselas (Real
Madrid, Barcelona, Athletic de Bilbao, Osasuna, Hércules, Elche y
Valencia) por diversos asuntos irregulares. Independientemente de lo que
pueda suceder, llama la atención esta forma de escoger cabezas de turco
y no mirar más allá. El hecho de no contar con el tema de la
construcción del Nuevo San Mamés como otro ejemplo de ayuda pública ya
deja bastante claro el nulo rigor de la Unión Europea a la hora de
determinar los casos “irregulares”. Mientras que el Espanyol tuvo que
financiar todo el estadio de Cornellà en solitario y con préstamos
bancarios, el Nuevo San Mamés contó con más del 50% financiado por las
arcas públicas del Ayuntamiento, Diputación y Gobierno Vasco. Vista esa
información, uno se acerca más a las posturas de la Defensora del Pueblo
europea, Emily O’ Reilly para que no se incluya el asunto del nuevo
estadio rojiblanco.
Por ejemplo, hablan de las diferencias de tratamiento de las S.A.D. y
clubes deportivos cuando esa disparidad se da en otras categorías como
2ªB donde coinciden clubes deportivos y sociedades anónimas deportivas
que, en su día, jugaron en la Liga de Fútbol Profesional . Con todo, lo
curioso es que la legislación les permitió a cuatro clubes esa situación
como “premio” por tener unas cuentas saneadas en un mundo futbolístico,
ya loco allá por 1990 (cuando se aprobó la Ley del Deporte).
En el caso de los tres clubes valencianos, la situación es legal pero
poco ética y sí irresponsable. Hay que reconocer que el estadio
anterior en la “Generalitat Valenciana” se basaba en subvenciones
directas (sea patrocinio, sea contrato televisivo con la desaparecida
RTVV) y se decidió por el aval otorgado por el IVF. Si se hubiera
actuado honestamente y los clubes hubieran satisfecho las cuotas de sus
préstamos, no se tendría que ejecutar el aval y ningún euro habría
salido de las cuentas autonómicas. La duda estaría en saber si desde la
IVF se sabía, de antemano, que era una subvención encubierta o les ha
pillado sorprendidos (lo que no sé si sería peor). El problema de los
tres clubes valencianos es complicado porque, como se ve en el caso del
Hércules, el modo de devolver la cantidad de 18 millones es imposible de
conseguir. En Valencia están viendo el modo de resolver el problema y
no se ve solución: quedarse un estadio por debajo de ese importe,
hacerse cargo de un equipo ruinoso y la venta de las acciones.
Lo irónico es ver ahora a la UE preocupada y sin ver otras ayudas
públicas considerables: disponer de estadios municipales a coste cero,
patrocinios institucionales masivos, contratos televisivos de cadenas
autonómicas, una permisividad tributaria (y no me refiero al tema de
aplazamientos sino a la facilidad para llegar a convenios de pago con
Hacienda). El fútbol patrio requiere de mirar mucho más allá de estos
ejemplos. O todos moros o todos cristianos a la hora de ser investigados
por ayudas públicas en la UE.
Apunte Vuelve a hincharse el problema económico en el fútbol en lo relacionado con la retribución de los clubes a los jugadores. A estas alturas, estamos hablando de más de 1,5 milllones de euros a diferencia del medio millón del año pasado.Amenaza de debacle el próximo junio y julio.