Alicante se despertaba de nuevo con el artículo de prensa de siempre, aquél que recordaba que hacía ocho años que no se ganaba en la jornada inaugural de competición. Como cada año, se recuerda que ganar en el primer partido es algo que comienza a ser una quimera que sólo se hizo realidad en fechas especiales como el debut de Alfaro, el año del ascenso o, incluso, en los del descenso- cinco a uno a los cachorros del Bilbao Athc(87/88) y dos a tres al filial atlético(98/99). Hoy no podía ser una excepción, es algo que coge fuerza tradicional pero que podemos olvidarlo aunque volverá a resurgir allá por agosto del 2008 en la víspera del primer encuentro de la 2008/09. Lo triste es que será difícil igualar lo vivido esta tarde en el Rico Pérez. El día tampoco es que comenzara bien: una mala noche de viento, lluvia, una mañana deslucida y una tarde de paraguas en buena parte del encuentro. Vamos, lo que se dice, el peor día para una alegría. No es una excusa para explicar el empate, es la respuesta normal a un encuentro, el de esta tarde, que no ha sido normal. Porque, en sí, no es de recibo desaprovechar una ventaja de dos goles que podía haber hecho trizas cualquier artículo de esta mañana. Otro año será.
La pena ha sido el mal sabor de boca con el que la afición se ha marchado del Rico Pérez. No ha sido sólo perder dos puntos sino una segunda parte inexplicable, que empezó terrible y acabó siendo desesperante. Pero sería injusto si no mencionara una buena primera parte donde se pudo haber marcado más goles. Aparte de los saques de esquina, dos remates como los de Sendoa que se fue alto o el de Blas Pérez que se internó en el área, recibió el balón y disparó con tan mala fortuna que no entró el esférico en la red. En ese momento, el colegiando comenzaba un concierto de silbato y de mostrar tarjetas sin sentido, demostrando indiscutiblemente los motivos que le han llevado a bajar a segunda división. El gol de Blas Pérez hizo levantarse de los asientos a los espectadores que asistieron al estadio con un bellísimo remate al que Chema no pudo hacer nada; pocos minutos después, y con la lluvia como invitada, Ariel Montenegro marcaba el 2-0 que parecía enfilar el recuerdo del cuatro a cero ante el Levante. Por medio, Farinós salvaba la expulsión alejándose del barullo tras una falta en la que hubiera visto la segunda amonestación. El partido se torció a los 35 segundos de la segunda parte: una jugada sin peligro, un remate de cabeza de Yordi que no parece tan peligroso entra en la portería de Prat sin que el balear intentara pararla; desde la grada, ese balón se percibía en un movimiento lento mientras el balear hacía la “estatua”. Ese gol acabó haciendo un daño terrible. El equipo se desconectó del partido durante un buen momento. Sólo algún remate poco afortunado de Blas Pérez levantó algo del letargo en el que estaba sumido el equipo. Con el paso del tiempo, el equipo parecía cogerle otra vez el control del partido mientras el Xerez no asustaba tanto como parecía, más bien era la inseguridad de Prats la que hacía sonar algún murmullo de desaprobación y temor en la grada. Cuando más claro parecía el 2-1 como resultado definitivo, Pino Zamorano pitó como penalti un tímido choque de Diego Jaume con el delantero jerezano, lo que se entiende como la típica falta que no se pita: en definitiva, excesivamente riguroso. Con el 2-2 se acabó el partido a falta de un cuarto de hora. Ni Piti tuvo tiempo de aprovechar alguna jugada ni Rubén Navarro, que aún no está compenetrado con sus compañeros, estuvo acertado. El síndrome de no ganar el primer partido de liga seguirá vigente, por tanto, hasta el próximo año.
Apunte Aparte de las quejas de abonados de tribuna y preferente cubierta, otros dos motivos de quejas fueron tanto el retraso en el funcionamiento del marcador- se demoró hasta pasados doce minutos de partido- como el lamentable funcionamiento de la megafonía en el estadio, especialmente en cualquier grada que no sea tribuna. Desde la grada preferente no se podía escuchar, por ejemplo, las alineaciones…y es algo que lleva así desde la propia presentación del equipo, hace tres semanas.