Partía ayer el Hércules con el objetivo de vencer al equipo almeriense para evitar el dramatismo que hubiera surgido de no haber vencido y tener que enfrentarse, en menos de diez días, a dos equipos punteros de la clasificación. El equipo dirigido por Uribe saltó al campo con la tradicional disposición sobre el terreno de juego pero con un matiz: Benítez volvía a su lado natural y Tote, absolutamente apagado durante el encuentro, en la banda derecha; detrás de Moisés estaba Farinós, incluso con apariencia de segundo delantero. En los rivales sorprendió la ausencia de Pedro Vega y Toedtli en el banquillo. El juego no fue nada vistoso ante un Ejido que maniató bien al centro del campo rival y disponía de un juego que sin ser del todo vistoso sí aparentaba claro dominio. La primera parte del encuentro, para un aficionado imparcial, sería soporífera y sólo la afición a un equipo puede hacerla llevadera por la esperanza de algún momento. Con todo el dominio por parte del equipo visitante, la mejor posibilidad de gol llegó de las botas de Ariel Montenegro que Kike acertó a despejar. Los rivales se acercaban con más peligro, bien sea porque el centro del campo estaba perdido, bien sea porque Schiavi y Redondo eran los objetivos de los rivales. La segunda parte siguió los parámetros de la primera parte. La lesión de Graff obligó a cambiar de idea o retrasar los otros cambios para sacar a Mantecón. La diferencia la apuntó el colegiado que, en esta ocasión, pudo perdonar alguna tarjeta más a Redondo y, sobre todo, un par de jugadas "comprometidas" dentro del área herculana que hubieran dado algún disgusto. Con la entrada de Piti y, en menor grada, de Juanlu, el equipo mejoró algo y ahí llegó el tanto de la victoria en un saque de esquina, prolongación, balón que le llega a Moisés que dispara a puerta vacía. El jugador cedido del Real Zaragoza movió mejor las opciones de ataque herculana y dispuso de otro bello disparo que obligó de nuevo al cancerbero celeste a despejar. Ese Hércules del último cuarto de hora y la victoria, agónica más por el control del balón que por peligro claro, sirvió para irse del estadio con algo más de ánimo que por los 70 minutos iniciales.
De ayer se pueden vislumbrar algunas cosas positivas y algunas negativas. De las negativas es que es un equipo en el que el centro del campo suele estar ausente, aunque se puede pensar que la ausencia de Turiel se notó a la hora de cortar el juego rival. De los Santos y Farinós son jugadores que, para empezar, no han disputado de muchos minutos en los últimos años; a ambos le persigue haber sido jugadores de primera y eso obligaba a dar más que otros que no han tocado la máxima categoría. El valenciano, a pesar de jugar algo más avanzado, está algo más participativo pero no indica que lo haga mejor sino que, al menos, lo intenta y ayer, de haberse acomodado mejor, su disparo desde la frontal hubiera tenido algo más de peligro; sin embargo, su trayectoria recuerda a la de su compañero Redondo: no le salen las cosas bien, las intenta pero no tiene éxito en el empeño. El uruguayo estuvo más perdido. Más o menos como Tote, que empieza a recordar al jugador del que no echan de menos en Valladolid. Sin embargo, es él un jugador que algún día demuestre que no se equivocaron con su fichaje. De lo positivo, sin duda, Piti. Le dio mucha vida ofensiva al Hércules, tuvo despaparpajo, quizás un poco de exceso de control en alguna jugada que otra pero puso alguna marcha de más al Hércules, lo levantó de su letargo y dispuso de un chut potente. De los demás jugadores poco que decir: Aragoneses estuvo en su línea y le da esa seguridad al equipo, Redondo estuvo como otros días y a punto estuvo de irse antes a vestuarios y los demás, algo irregulares. Lo importante de la victoria ha sido esos tres puntos que saben a gloria porque los resultados de ayer no fueron muy buenos, precisamente, para los intereses herculanos. Ahora queda mostrar una mejor cara en tierras gaditanas y ganar o, al menos, empatar. Cada punto, en esta liga tan igualada tiene más valor del que parece, sobre todo, si se logran en feudos supuestamente convertidos en fortines.
Apunte Dos derrotas consecutivas del Xerez- cuatro jornadas sin ganar- es el bagaje de los de Pepe Murcia. La duda de esta derrota ante siete jugadores castellonenses es si el equipo está empezando a desinflar como cada año. El Hércules tiene la ocasión de alargarles las dudas.