El empate de ayer ante el Racing de Ferrol ha dejado fríos los ánimos de cara al fundamental partido del Elche en el Martínez Valero. La manera de empatar un partido que estaba ya ganado desde el gol de Kike Mateo, habitual en él por su bella factura, ha puesto un poco nerviosa a la afición, sobre todo por la última trayectoria(una victoria en los seis últimos partidos) cuando veía que se podía soñar con metas no pensadas en agosto cuando la pretemporada hacía ver que el sufrimiento en esta categoría iba a ser mayúsculo. Como afirmaba Juan Carlos Mandiá en la rueda de prensa de ayer, uno de los motivos para no poner peros al esfuerzo de los jugadores era la inestabilidad a la hora de entrenar- ni dónde ni cuándo- y que se refuerza por el hecho de la pérdida de esa pequeña regularidad antes del partido del Sporting tiene algo que ver con la resiembra del césped del Estadio de Atletismo que ha hecho que esa racha de regularidad deviniera en irregular con empates inexplicables y derrotas como las de Lorca o El Ejido. Una vez más desde el equipo y cuerpo técnico se ha vuelto a echar otra crítica ante la pasividad del Club; si hace dos semanas Moisés insistía en la necesidad de entrenar de forma estable en un sitio determinado(campo artificial de la Ciudad Deportiva, acuerdo con el Santa Pola para usar el Manolo Macià o las instalaciones del Club de Golf de Campoamor han sido algunos de los lugares donde se ha entrenado), ayer Mandiá vaticinaba que el problema se podía agravar más todavía.
Afortunadamente, la semana del Elche ha llegado para el equipo aunque la afición ya había puesto los sentidos hace tiempo en un derby provincial de calado nacional(por ejemplo, la guía de AS remarcaba este encuentro en la cabecera del calendario). El partido entre dos equipos igualados en muchos aspectos(puntos actuales, esas 19 temporadas en 1ª División, aficiones similares en su forma de ser, etc) y que tiene la ventaja de no necesitar una motivación extra que la propia del jugador que desea jugar este tipo de encuentros especiales donde la trayectoria de jornadas anteriores poco importa. Un partido donde se iguala la ilusión ilicitana de batir al rival provincial de toda la vida mientras que en Alicante esa sensación es idéntica; a estos anhelos de vencer que convierten este partido en teóricamente igualado, se une el afán de Turiel y Moisés de demostrar a Josu Uribe que lo del año pasado fue injusto mientras que en Elche se desea convertir el encuentro en un infierno para los exfranjiverdes mencionados además de Dani Borreguero. Ese es a lo que se agarra este equipo para olvidar este "nerviosismo" que se vivió ayer en la segunda parte cuando el público veía que los jugadores habían perdido los papeles de "navegación" e iban sin rumbo basándose en golpes de ingenio del mejor del partido, Kike Mateo.
Apunte Aunque las imágenes sí pueden mostrar que Castro toca el balón en la jugada que da origen a la falta que supone el empate ferrolano, es cierto que no se percibe lo fundamental: voluntariedad de tocar el balón con la mano con lo que la falta podría haberse no pitado. De todas maneras, no obsta que haya una sensación de pequeño enfado con el mister que, a mi parecer, tardó en realizar los cambios.