jueves, diciembre 09, 2004

Epidemia letal

El pasado domingo se volvió a repetir el mismo dantesco espectáculo de ver morir a un futbolista sobre el terreno de juego. Esta vez ha acontecido en la India donde un brasileño llamado Cristiano de Lima Junior, de 24 años, caía tras marcar un gol en la Copa Federación que ganó su equipo por dos goles a cero. Junto a él, se unen las terribles muertes de Haldan(en el año 2000), Foe(2003), Féher(2004) o Serginho(2004) que fallecieron en partidos amistosos u oficiales y dejando una estela que ha preocupado a muchos futbolistas que han puesto el grito en el cielo ante tanta muerte. Entre sus exigencias figura un menor número de partidos puesto que hay demasiados(un equipo como el Madrid podría llegar a jugar 60 partidos con la camiseta blanca sin contar los amistosos con su equipo o con las selecciones nacionales) y debe existir, como ellos indican, un calendario unificado, algo complejo y que tampoco les generaría una reducción de encuentros.

Sin embargo, el deporte, por su grandeza universal requiere de que llegue a todos los sitios, lo que provoca un mayor número de partidos. Esto se puede comprobar como la 1ª ha aumentado en las tres últimas décadas de 30 a 38,la 2ª, de 38 a 42; la Champions se ha pasado a jugar liguilla más eliminatorias desde octavos cuando, antes, podía caer en septiembre en 1ª ronda. Pedir una reducción de partidos es injusto por lo que supone de reducción de equipos en las diferentes categorías y, por tanto, reducción de ingresos para los propios clubes. Lo más curioso es el tema de cómo, tras quejarse de jugar tantos partidos, esos mismos jugadores reniegan de la "rotación" y muestran mala cara a los entrenadores en cuanto éste les sitúa fuera de convocatoria en búsqueda de un mayor descanso. Para ellos, el egoísmo es eso: "yo he de jugar todos los encuentros, pero pido a las instituciones del fútbol que reduzcan el número de partidos". Inaudito, ¿no?. Si están preocupados por esta epidemía lo tienen fácil, es aceptar que el entrenador sabe lo que hace. Es más, hasta beneficia al conjunto que todos tengan un buen grado de forma física sin estar "quemados". Pero no va con su natural egoísmo.