Terminó
el mercado de invierno, esa última ventana para acabar la temporada
y que ha resultado altamente decepcionante, visto lo que se ha ido y
lo que ha llegado. Es cierto que cosas más raras se han visto y que
este equipo(y club) es tan cósmico que funciona cuando “se alinean
los astros”. Sin embargo, este enero ha sido un permanente eclipse
solar. Pero, oye, nunca se sabe lo que puede pasar en estos partidos
que quedan hasta que llegue a mayo con su sentencia.
Suelo
ser, a veces, proclive a sentimientos negativos en lo deportivo
porque muchas experiencias del pasado me enseñaron que las euforias
se acaban pagando y duro si no se acaban concretando. ¿Quién no
recuerda ese final de temporada de “los 78 puntos”?. Soy más
dado, pues, a asumir cuanto antes el mal resultado; si luego, se gira
180º y se logra algo bueno, me alegraré enormemente...y, si no,
estaré “preparado” en lo anímico. Además, he vivido muchas
situaciones como ésta porque, como algunos saben, uno siente tambien
otros colores y esos también suelen sufrir momentos terribles de
forma más o menos periódica. En muchos casos, eran primera vueltas
dantescas que luego se resolvían con dos- tres victorias que
convencían a la plantilla de la gesta y se acababa superando el
peligro. También es cierto que la renovación era clara y precisa.
Sin
embargo, esta temporada pinta mal. En verdad, creo que olía mal
desde julio y, desde esas fechas, se ha ido larvando un pésimo
ambiente dentro y fuera del club, llegando incluso al reproche
desagradable entre aficionados (sobre el devenir deportivo, luego
está lo “otro”). Ha sido un ambiente turbio y que ha hecho de
los partidos en Alicante un run-run constante. Un permanente ajuste
de cuentas sobre la figura del entrenador que se sentaba en el
banquillo.
También
será un “alea jacta est” en lo institucional. Cuando el
resultado no va, se mira para el palco y vuelven a brotar todo lo que
se quiere echar en cara. Nunca lo reprocharé porque entiendo que el
enfado es justo por el devenir de un equipo que, ni siquiera, ha
tenido la opción de disfrutar del buen inicio del filial en tercera
división. Se vuelve a recordar el estado del estadio, la falta de
instalaciones deportivas, los “detalles” y todo lo que ha
implicado la gestión de estos años(los veinte de Ortiz, los tres de
los anteriores propietarios). Surgen los debates sobre la propiedad
del club, se realizan manifestaciones,etc. Ahí, cada uno tendrá sus
valoraciones. Yo reconozco que no soy partidario de esas actuaciones
pero entiendo e, incluso, puedo aplaudirlas.
Creo
que Ortiz no es ni Lopera ni Gil, personas que hicieron daño a su
equipo pero que le veías que sufrían si le creaban mal ambiente
alrededor del palco...mientras que la persona que maneja las cuerdas
blanquiazules se sentiría feliz si no acude al palco. No le genera
dolor dejar de acudir.
Les
voy a contar una historieta y verán lo que a mí me gustaría. Ya
saben lo que sonó de las protestas en Santander contra Pernía y
Lavin. Lo que no trascendió mucho es que un abogado cercano a una
asociación de pequeños accionistas estuvo pendiente de la situación
de la empresa de Aly Sied y, cuando vio que estaba intervenido
judicialmente, logró que el administrador destituyera al hindú y a
los dos que dirigían al club. Aunque accionarialmente puedan ser
diferentes Hércules y Racing, lo que digo es que se trabaje también
en ese campo. Tengo muy claro que Ortiz dejará un cuerpo muerto “si
deja las llaves”.
Y
llega la tercera pata del asunto: el relevo. Si no se consigue que
pague la deuda(si recuerdan, digo que suelo tender al pesimismo), hay
que encontrar alguien que pueda gestionar con un buen pulmón
económico porque hay que abarcar tanto el día a día del club más
el pago a acreedores. Ojalá que se encuentre ese mirlo blanco.
Apunte. Aunque el C.D.Mirandés ya había logrado la gesta de llegar a semifinales a doble partido en la temporada 2011/12, eso no le quita ni un gramo al hito de esta temporada tras eliminar a tres primeras(Celta, Sevilla y Villarreal) en Anduva con cierta solvencia.