Al día, y
momento de escribir este artículo, se ha hecho oficial la destitución de Lluis
Planagumà como entrenador del Hércules.
La verdad, es
que podría haber llamado este artículo de muchas maneras, y haber tratado
muchos temas. Lo podría haber llamado “El escorpión y la rana”, por esa
tendencia autodestructiva, que se prolonga, y repite en el tiempo, y que no
afecta a una sola directiva, que tiene el club, de negarse algo de estabilidad,
ya sea institucional, deportiva, o ambas al mismo tiempo. Pero ese artículo, me
temo que ya lo he escrito más de una vez. También lo pude llamar “La Conjura de
Catilina”, porque el mero hecho de no haber conseguido el ascenso frente a la
Ponferradina, aunque decepcionante, no justifica la reacción furibunda, e
incluso visceral, de parte del “entorno”, ante este hecho; ni la bajada de rendimiento, que tuvo su
punto álgido, el pasado domingo frente al Sabadell, de una plantilla que al 80%,
es prácticamente la misma, que la que quedó segunda la temporada pasada…y que
haya una dirección “bicéfala”, cada una con sus intereses, tampoco ayuda mucho
a serenar esos pensamientos…tampoco tengo la sensación de estar escribiendo
nada nuevo.
Así que ahora
que están de moda esos culebrones (porque son culebrones), de superhéroes, cada
vez que me meto en un berenjenal, por esos “twitters” de Dios, me viene a la
mente el rifi rafe, que tuvo Batman con Superman; o ya el lío monumental de Los
Vengadores, que de repente, te los ves luchando todos contra todos, y no sabes muy
bien el porqué, ya que se supone que todos buscan la paz y la justicia y bla
bla bla.. con la única diferencia de que cada uno lo hace a su manera.
Alguien dijo,
que de todas las cosas que no tienen importancia, el fútbol es lo más
importante, y puede que sea verdad, porque partiendo de la idea (algo ingenua,
lo sé), de que todos los Herculanos, queremos lo mejor para el club, parece una
cuestión personal (porque se llega al insulto personal) que tal entrenador no
siga; o que tal entrenador coja el mando. No lo entiendo. Cada persona tiene su
visión del fútbol y de una situación, y no por ello se es cómplice de nada, ni
“primo” de nadie. Y aquí estamos todos contra todos, cuando se supone (algo
ingenua, lo sé) que queremos es lo mejor para el club.
Y, ahora , voy
a dedicar unas líneas a todo lo acontecido.
Creo que, una
vez, que la mano de Bruselas, se ha abierto para dejarnos respirar, hemos
perdido una ocasión única, para hacer un proyecto a uno, dos, o los años que hicieran
falta, para subir, y perdurar en la élite. Porque para permanecer en el fútbol
profesional, hay que tener una
estructura, que se apoye sobre bases sólidas y estables, y por eso, este club,
mientras no solucione eso, podrá subir, pero nunca perdurar en una categoría
profesional. En el Hércules, pueden más los egos, que la entidad. Igual
Planagumà ya sabía esto de antemano, y erró renovando, a pesar de que el haber llegado a la final
del Playoff, le avalaba para seguir. Su proyecto nació inviable desde el principio,
y sus desavenencias con Portillo, ya ocupaban las páginas de los diarios
locales, durante el transcurso del verano, pero es lo que tiene tener el apoyo
de papá; aunque tengas la guillotina de mamá preparada, y casi con el sustituto
preparado, que a veces te sientes capaz de librar una batalla, que no sabes si
vas a poder ganar.
La brecha que se ha abierto, no es sólo
deportiva ; sino social, y la lectura que se va a hacer del que venga después
de Planagumà ; y del que venga después, del que venga después de Planagumà, porque
esto, ni mucho menos ha terminado, dudo mucho que se pueda hacer desde el plano
estrictamente deportivo. Y mientras los Herculanos, seguiremos unos contra
otros (quizás en otro tiempo fue así, pero siempre he pensado que lo de “Todos
juntos y en armonía”, del himno, era una broma del letrista), mientras en
nuestra inconsciencia, le hacemos el juego a esa “Hydra” que dirige el club.
Macho Hércules