Quizás, la imagen que recuerden del
cine es la de ese personaje que empieza a ver que el suelo empieza a
atraparlo y succionarlo mientras hace intentos de salir, bastante
infructuosos. Así fluía la mente tras salir escopetado tras el 1-3.
Sí, como muchos que acabaron hasta las narices de un penoso
espectáculo de un equipo apañadito y afortunado por los dos regalos
de la primera parte. Es difícil encontrar un comienzo tras penoso de
esa manera. Ya ni siquiera por delante como el día del Prat o el día
del Villarreal CF “B”- nueve minutos de 450 disputados* ha estado
con marcador a favor-, a remolque en la mayoría de ocasiones y con
un estado de ánimo desolador que culminó con el 1-2 del Orihuela en
una contra de manual, a partir de un saque de esquina horroroso por
parte de los locales. Un desastre al que se suma una plantilla que,
aún no se sabe, si le tenía ganas al entrenador anterior y que se
ha metido en un berenjenal de los que son difíciles de salir. El año
pasado, el CD Castellón logró salvarse en el minuto final de la
jornada 38. Una situación en la que todo te sale mal y el rival lo
tiene fácil para machacar sin esforzarse. Ahora se tiene que ir a lo
sencillo pero, a su vez, a lo trabajado de verdad. No es época de
jugadas sin sentido y hay que tener las ideas claras. Ese debe ser,
además del psicológico, el trabajo del nuevo entrenador. Convertir
un equipo desangelado, desmotivado al que no le sale nada en un
equipo serio. Aunque tampoco nos extrañemos unos primeros partidos
de buscar la seguridad desde atrás y buscar evitar la sangría
habitual.
Lo peor de ayer fue la sensación que,
cualquier equipo bien armado, te puede hacer daño. No quiero quitar
méritos al conjunto oriolano pero si ya nos hizo daño con pocas
complicaciones, no quiero pensar un rival con más cualidades. Se
apostó por un equipo más normal con Fran Miranda y Diego Benito en
el centro del campo pero el equipo se descosió por las bandas con
Álvaro ejerciendo de lateral derecho-tercera opción tras el
lesionado Felipe y el canterano Olmedo- y Rulo de lateral izquierdo,
desacertado. Penalty sencillo en el 0-1 que ejecutó Chechu pero lo
peor, sin duda, es el saque de esquina que originó el 1-2 que
finiquitó el encuentro-al menos en mi ánimo- porque no es de recibo
tirar un partido en una jugada así, que tanto había costado
empatar. En la segunda parte fue un quiero y no puedo constante, con
acumulación infructosa de delanteros que acababan estorbándose para
rematar y un espacio amplio detrás en el que llegó el 1-3, pero que
pudo haber sido antes. Hay flanes más quietos que los jugadores del
equipo blanquiazul con una excepción: los jugadores que estaban
calentando en la banda y que el entrenador vio que estaban casi
parados y les tuvo que poner las pilas de malas maneras. Porque eran
jugadores que tenían que salir, pero que, en otras circunstancias,
habrían sido relevados por otros tres a calentar.
De las próximas semanas depende el
devenir del equipo que, ayer, dejó unos nubarrones negros muy
desoladores tras ver que un rival te arrollaba en la segunda parte
sin dificultad. El problema es que ahora hay que salir puntuando-por
no decir ganando- en el próximo desplazamiento porque, después,
vendrá un FC Barcelona B y luego ir a Andorra ante el equipo
revelación. Ese punto puede ser una losa si no se saca algo
importante en tierras gerundenses y encontrarse con dos rivales que
pueden laminar mucho el ánimo desolado.
Apunte. Mirando en temporadas
anteriores, hace dos años sumaba un punto el CF Peralada y acabó
noveno, al igual que el CD San Fernando. De catorce antecedentes
desde la 2014/15, cinco bajaron a tercera, dos jugaron el play-out y
los otros siete se mantuvieron con más o menos dificultad.