jueves, mayo 11, 2017

Una aceituna menos

Se cuenta, desde hace unos años, que una aerolínea norteamericana se ahorraba cerca de 40.000 dólares anuales con la simple actuación de eliminar una aceituna de la ensalada que se servía en primera clase. Supongo que, por aquellos lares, había alguno que decía aquello de "toda piedra hace pared y con una aceituna menos ahorramos 4 céntimos por ensalada y eso multiplicado por todas las que servimos...". 

La introducción venía por un mosqueo generado por la decisión del club de acudir a tierras catalanas para jugar el último partido de liga el mismo día del partido. El objetivo de la entidad era ahorrar unos 1.000 euros del hotel y que se une a otros episodios como Villarreal o Palma de Mallorca. Ese enfado se percibe especialmente en la plantilla, que considera que eso de viajar en autobús el mismo día "rompe un poco los huevos" o, dicho de forma más fina, "Es muy poco profesional viajar el día antes del partido y saltar al terreno de juego nada más bajar del autobús".

Sabido es que si el equipo hubiera tenido opción de clasificarse antes(premio) o estar jugándose el pase en la última jornada(necesidad), habrían viajado el día antes. Sin embargo, la mala clasificación y la mala imagen han provocado en el nuevo presidente un golpe de efecto que, quizás, sea positivo si los jugadores pudieran leer entre líneas y dejarse de lloros. Ellos debían ser los primeros en entender que no clasificarse para una promoción de ascenso es considerablemente dañino para todos, especialmente la economía del club, que se va a ver privada de unos ingresos muy importantes.

Juan Carlos Ramírez, como hombre de empresa que será, conocerá la historia de la aceituna ahorradora y habrá decidido que, a partir de la temporada 2017/18, jugar a tratar a los jugadores como niños que merecen un premio o castigo en función de su comportamiento, ahorrándose unos euros si es necesario si el equipo no cumple sobre el terreno de juego.

Apunte El doble enfrentamiento entre los dos clubes madrileños en la semifinal de la Champions League nos trajo el doble y absurdo episodio del innecesario cambio de equipaciones pero, también, el de las pancartas punzantes entre aficionados de ambos equipos.