Desde hace una semana, el término que ha salido a colación por estos lares se llama presión. En sí, estaba latente hasta que unas declaraciones del entrenador “Piti” Belmonte, del Sant Andreu levantaron la tapa y salió a la luz el tema de la presión en el fútbol. El entrenador, con pasado como jugador herculano en la lejana temporada 2002/03, decía que “el público entiende que el Hércules tiene que ganar todos los partidos por cinco a cero y si puede ser en la primera parte, mejor”. De repente saltó a la luz las opiniones de jugadores y técnico. Así, José Rojo “Pacheta” indicaba que “somos el Hércules y debemos saber que existe una responsabilidad, pero es algo que, al mismo tiempo, tengo que quitarle al jugador”. Una frase llamativa, sin duda. Por último y para cerrar el círculo, Juan Carlos Ramírez cortaba tajante el tema: “la presión la tiene la persona que tiene que bajar 500 metros a una mina todos los días. Los jugadores son profesionales, se les paga el día 1 y hay que asumir que hay que estar arribar porque esto es el Hércules”.
Es un tema, el de la presión, que puede dar para mucho. A él está unido el sinónimo (en lo deportivo) de urgencia y que, en Alicante, es habitual porque lo ha acompañado cuando necesitaba subir desde Segunda B y Segunda pero, también, para consolidarse en Primera División. Fuera del herculanismo, el buscador Google nos puede aportar cientos de titulares relacionando presión y juego en cualquier deporte. Así, Piti dejaba bien claro la presión que se sentía desde las gradas y que, en cierto sentido, pueden llegar a explicar fallos clamorosos. ¿Quién no se ha imaginado en el estadio que el penalti que se va a lanzar está “condenado a fallarse”? Ese “run run” endiablado, que no grita pero que envuelve, con malas vibraciones, el terreno de juego.
Mi opinión personal iría en consonancia con la del entrenador herculano: unir la responsabilidad de jugar en este equipo pero no añadir más presión de la que corresponde y que, en ocasiones, lastra más que beneficia. O, incluso, en función de la personalidad del jugador, mutar la presión en confianza y ganas de ser valiente; ello se daría cuando el míster observa que el futbolista ha interiorizado que no se debe relajar por el siempre hecho de jugar en el Hércules Club de Fútbol. El fútbol es así y sólo triunfa el que tiene confianza en lo que hace. Incluso, una disminución de la presión externa (e interna) puede dar resultados. Para explicarlo, dos selecciones que son un ejemplo: Dinamarca en 1992 y España en 2008. En el caso de los nórdicos, llegaron a la Eurocopa de Suecia por invitación, debido al conflicto balcánico que se llevó por delante a la selección yugoslava, vía sanción. Sin ninguna expectativa, llegaron hasta la final y la ganaron cuando nadie lo esperaba; en el caso hispano, el haber roto el muro de los cuartos hizo que se rompiera esa presión habitual de las grandes citas pero, a su vez, aumentó la confianza de los jugadores en sí mismos y superaron semifinales y final con ese grado de convencimiento para lograr la gesta.
Para el ascenso no hace falta presión, sólo llegar de menos a más y el resto será cosa hecha.
Apunte La derrota en Eslovaquia deja una víctima por encima de todas, Iker Casillas. La situación del guardameta madridista es un infierno desde hace tres años (la última de Mourinho, las dos de Ancelotti). Lo curioso es que, antes, sus fallos eran entendibles y sus paradas de "santo" y ahora ha girado 180º