En sí, debería ir más allá. Todo
viene por el asunto David Cortés y su marcha al Real Zaragoza cuando
tenía un pacto para renovar. Su salida en dirección hacia Zaragoza
tuvo una reacción súbita y crítica entre los aficionados.
Personalmente, me alegra que se vaya Cortés, nunca me gustó su
actitud en la segunda vuelta de la temporada del descenso a
2ª(vergonzoso ese partido ante la U.D. Almería donde la banda
derecha era un colador). Quizás el único reproche es que esa
persona no tenga palabra y, si dice que se queda, no se puede marchar
al primer canto de sirena, lloriqueando por las esquinas, diciendo
que no se siente “valorado”(¿se habrá enterado de la situación
en la que está el club?). Es, en este punto, donde hay que separar
al profesional que sólo se debe a su carrera de deportista...de la
persona que promete una cosa y no la cumple.
Salvo algún que otro iluso, muchos
aficionados sabemos que un jugador firma por un equipo para rendir en
conjunto pero, también, buscando su propio interés(ese “trampolín”
que muchos jugadores piensan y pocos, arriesgados, comentan en la
presentación con su nuevo club). Que lo normal es que si a un
jugador de 2ª División le dicen que todo un Real Madrid Castilla
está colado “por sus huesos”, quiera ir allí porque estaría
con alguna opción de jugar en todo un Real Madrid. Otra cosa, es que
un aficionado piense que sería un error, como han hecho muchos
futbolistas que oyeron cantos de sirena...y nueve de cada diez vieron
su carrera parada en seco.
Ahora bien, también creo en una
especie de romanticismo de los jugadores en ciertos casos: jugar en
el equipo tras subir desde categorías inferiores del club, haber
tenido un especial feeling con la grada desde el principio, lo que
hace que, normalmente, vuelvan a estar en una segunda o, incluso,
tercera etapa(a veces, ya como entrenadores), jugadores que,
abiertamente, indican que nunca jugarían en el eterno rival o que
muestran, de verdad, su aflicción si marcan un gol en el estadio
donde dieron tardes de éxito, quizás con el deseo, interno, de
seguir teniendo las puertas abiertas para su regreso. El aficionado
entiende, a las claras, que un jugador es profesional, “la vida
deportiva es corta” pero también necesita que no le tomen el pelo:
por ejemplo, jugador que besa el escudo y, dos semanas después, se
va a otro equipo. Hay ciertos detalles que un futbolista(o
deportista) debe evitar para no generar una reacción airada contra
él por parte de la afición(bajón de rendimiento deportivo cuando
se sabe que puede dar más de sí, reproches a la grada durante el
partido, etc).
Lo que sí tengo claro es que las cosas
no han cambiado y que siempre habrá jugadores profesionales y
jugadores que sí acaban sintiendo cierto aprecio por los colores que
visten. Esos serán los que, además, logren convencer a la afición
que desean tener las puertas abiertas para el regreso...cual indiano,
a prestar ayuda si hace falta.
Apunte No voy a negarlo pero la
desaparición del Club Balonmano Neptuno(con los colores y el nombre
de Atlético de Madrid) me genera cierta satisfacción tras ver como
se permitía la salida del equipo de Ciudad Real y dejar a los
manchegos sin su equipo. Justicia divina.