Si hubo un momento deplorable de la penosa labor arbitral en el día de ayer fue la manera de perdonar la expulsión del dorsal 22 del Ciudad de Murcia, Sergio Torres. Fue una falta en el centro del campo, muy cercana a la zona de la grada preferente; no había una nube de jugadores que evitara la visión del colegiado andaluz Perdigones Pacheco con lo que se entiende menos el desarrollo posterior cuando apenas quedaba tiempo para llegar al descanso: el árbitro pitó la falta y estaba dispuesto a enseñar la tarjeta cuando, de por medio, se pone otro jugador murciano que recibe la amonestación mientras que el infractor salvaba la segunda tarjeta amarilla. El mismo jugador se había merecido antes la expulsión pero esa jugada fue definitiva. La indignación llegó cuando el juez de línea no hizo ninguna objeción a su compañero ya que él sí puede percibir que el responsable de la falta se esconde mientras otro carga con la tarjeta. Se puede llegar a pensar que el mismo colegiado no cayó en la cuenta y creyó que con mostrar la tarjeta iba a calmar a la afición pero, si se piensa con mala intención, se puede llegar a la idea de que sabía que lo expulsaría y no quiso "cargar con ese muerto". El Ciudad de Murcia hubiera afrontado justamente con diez jugadores medio partido.
Resulta curiosa la "demonización" mediática de asistentes como el célebre Rafa Guerrero que, cuando toman una medida, se les echa la prensa encima. Yo apenas recuerdo fallos garrafales de él, quizás algo de rigurosidad pero, para eso está el colegiado, para decidir si pita una cosa o no: el célebre "penalty y expulsión" de La Romareda era correcto si no fuera porque se equivocó de dorsal, los diferentes penas máximas que comentó al colegiado quedaron demostradas en la televisión donde se ve que el balón sí dio en la brazo y todo quedó en discutir si eran voluntarias o no, etc. Demostró que es un verdadero asistente pero la citada demonización ha convertido a los jueces de línea en vulgares corredores de banda que tienen el brazo como un muelle como se demuestra que los dos o tres fuera de juegos de ayer no eran. Estoy seguro de que, de haber estado el célebre Rafa Gallego en esa banda, el jugador del Ciudad de Murcia hubiera enfilado los vestuarios con todo merecimiento. El linier lo tenía en la mano para haber ayudado al colegiado y no se atrevió a rectificarle. Así le va al arbitraje en España.
Apunte Por circunstancias personales, el domingo no habrá publicación del artículo correspondiente. Por ello, esta semana será atípica y se editarán los diferentes escritos para el día de hoy, el del miércoles y el jueves. En la semana previa del Hércules-Sporting de Gijón se volverá a la normalidad.