domingo, septiembre 26, 2004

Los entrenadores


No lo voy a negar. La dimisión de Camacho el domingo pasado me hizo pensar en la necesidad de tratar este mundo difícil. Escribir acerca de los entrenadores es tratar sobre un grupo "escogido" por su tremenda capacidad de asumir su condición de "cabeza de turco" en cualquier situación peliaguda. Aparte de esta consideración, mucho podemos opinar sobre ese profesional que trata de "sobrevivir" a varias circunstancias: malos resultados, jugadores que adoptan actitudes sospechosas que llevan por nombre "hacer la cama" y, para colmo, salvo que asuman que son "grandes entrenadores"(Van Gaal, por ejemplo), nadie les valora en una gran temporada pero le miran mal a poco que el equipo se tuerza. Nadie se acuerda de ellos en los momentos buenos pero destripan de ellos cuando lo hacen mal ¿alguien recuerda al Manolo Jiménez del primer año en el Hércules y como nos acordamos más del año último?. En el Hércules hemos podido observar los distintos tipos de entrenadores que pueden existir y resulta curioso analizarlos. Por ejemplo, entrenadores del tipo "yo lo sé todo, tranquilos", jovencitos sacados de la "escuela de ajedrez"(Sergio Egea, Felipe Miñambres o José C. Granero, alumno menos aventajado); también hemos tenido a los artistas de la improvisación como Iván Brzic o Miquel Corominas, que se dedicó a hacer saques de esquina con dos jugadores...para que luego uno de ellos centrase en largo; en el otro extremo están los "padrazos"(Joaquín Carbonell y, sobre todo, "Periko" Alonso) ya que nadie les escucha una bronca a los jugadores, tienen una paciencia infinita pero los jugadores acaban "pasando" a veces de él si no pone el orden rígido. Por último, estaban los de la "flor en el c...", entrenadores cuyo hecho diferencial era que, sea cual sea la estrategia, tenían la suerte de cara...hasta que la cara se la partían(Campillo, Quique Hernández y Manolo Jiménez). De todas maneras, el entrenador que gozó del respeto de todos los jugadores que llegaron a vestir la camiseta herculana nunca llegó a tener título nacional. Él bien sabía de este mundo cruel de los entrenadores. Se llamaba Humberto Núñez.