domingo, septiembre 19, 2004

Los de negro


Hace mucho tiempo que deseaba escribir sobre el tema del arbitraje en España. Un arbitraje que siempre ha estado varios escalones por debajo de la calidad de la categoría futbolística de la que se hablara. La semana ha sido, quizás , la más adecuada debido a los incidentes del domingo en el partido Hércules-Alicante y a la brecha que sufrió Anders Frisk en el partido de Champions jugado en Roma. Nunca defenderé los actos de un "loco" que arroja una moneda a la cabeza de un árbitro ni al que golpee con una silla al "asistente" pero, aunque no es bueno justificarlos, llega a un momento que esos temas hay que observarlos porque algún día ocurrirá una tragedia en un campo de fútbol.

El arbitraje se ha tratado de defender de la peor manera posible. En un principio, se quejan de que el público protesta sin saberse el reglamento, que no es fácil decidir en una milésima de segundo en el que podrían haber estado descolocados, etc, pero luego niegan cualquier socorro que llega desde las cámaras. Imágenes que le habrían permitido evitar conflictos como el ocurrido en San Mamés cuando un árbitro pitó un penalty que no era y después validó un gol cuando el delantero ché se había ayudado con el brazo. Es decir, jugadas que el monitor mostraría claramente que el colegiado estaba errado. En este tema ,encima, echan mano de conflictos de ex - árbitros en tertulias radiofónicas para mostrar que no se ponen de acuerdo, pero ellos no ven que este sistema permite acertar la jugada en un porcentaje alto y que le ayudaría a salir del estadio a pie y no en un furgón policial.

El arbitraje español lamenta que el mundo de los "trencillas" es injusto ya que, en otros países, el arbitraje pasa más desapercibido que en España, pero el tema es otro, es opuesto y se llama: deseo de protagonismo. El colegiado ansía ser el protagonista en cualquier momento del partido y eso lo hacen de la peor manera: llamando la atención. Sólo hay que recordar las veces que han provocado la ira del aficionado con decisiones irracionales, con "concierto de pito" o enseñando tarjetas. ¿Cómo no va a recordar el herculano a colegiados como Bleda Monteagudo, Carolina Domènech Ceballos o de todo el colegio murciano en pleno? Colegiados que, por su actitud chulesca, han debido de entrar en vestuarios con ayuda policial "gracias" a actitudes como la del domingo pasado: enseñando tarjetas a un equipo por faltas dudosas de infracción mientras que el otro equipo se merecía unas cuantas, cuatro expulsiones que se han esfumado por el Juez de Competición(¿es lógico que no sancionen a un árbitro al que la Federación le ha corregido la plana al retirar las tarjetas rojas?, etc. Por no hablar de la supuesta expulsión de Castro en la jornada anterior que fue, según acta arbitral, por "sonreír irónicamente", prueba más que clara que el árbitro sólo desea ver su nombre en titulares grandes. Así es el arbitraje en este país, un problema que no desea ser corregido por ellos mismos. Les privaría de su "buscado y ansiado" derecho de imagen