Noventa y cuatro minutos, más de cinco
mil seiscientos segundos, aunque una buena parte del juego no se
lleva a cabo: jugadores en el suelo, balones que se van fuera,
protestas, sustituciones(por más que se les dé un añadido de
30''). Prácticamente, la mitad del tiempo se suele perder. En cada
segundo, en cada minuto se va decidiendo poco a poco un partido. Sí,
se pueden desaprovechar ocasiones pero lo que quiero dejar claro es
lo importante de aprovechar las opciones. Uno de los aspectos claves
es el balón parado, la jugada que genera peligro a poco que se haga
bien pero que, si no se trabaja, ya cede a la improvisación y, como
resultado, el número de goles que genera es bastante poco. Es
difícil recordar cuando tuvo el Hércules un entrenador preocupado
por el balón parado para llegar a considerarlo aquí. A bote pronto,
se recordaría a Mandiá en su segunda etapa(2008/09) y Esteban
Vigo(2009/10) pero poco más. Incluso, se ha dado el caso de
entrenadores en el Hércules que sí han sido “bañados” por sus
rivales, que han realizado jugadas de arte, arrastrando jugadores
para que el rematador esté libre y marque el gol. En una categoría
tan igualada como la 2ªB, aprovechar el balón parado es
fundamental, porque es el que separa el éxito de la derrota.
Pero no sólo es el balón parado uno
de los problemas del actual Hércules de Vicente Mir(y eso que ha
reducido algo en comparación con Manolo Herrero). Otro es la tan
conocida presión de todos los jugadores. Recuperar el esférico
cuanto antes, poder embotellar al rival por méritos propios(no
debido a una expulsión) sólo se puede obtener vía intensidad. Es
cierto que ahí depende de un factor importante como es la
preparación física.Y como mucho, llegar a entender que la
intensidad dure lo que debe durar(pero, aparte, necesita mejorar para
llegar bien).
Es fundamental el aspecto anímico, la
facilidad para perder la confianza-el partido ante el Barça B dejó
malas vibraciones por no aprovechar la superioridad numérica y la
falta de precisión de los centros- debe desaparecer. Ahí, la clave
es creer en lo que se hace. Sí, suena fácil pero, a veces, en los
peores momentos es una fuerza más importante de lo que se cree. El
Córdoba CF que subió en 2014, el de “Chapi” Ferrer, tuvo una
curiosa estadística: marcaba en todos los desplazamientos. Estoy
seguro que esa fe en marcar fue la que ayudó a creer para lograr ese
gol en los segundos finales del último partido de promoción y
conseguir el ascenso a 1ª División. Sí, podemos hablar de la
adrenalina del ascenso pero si ese equipo hubiera basado su éxito en
casa y medio fallón a domicilio, no habría tenido la lucidez en
llegar arriba.
Ahora se ha de afrontar unas semanas
difíciles, son prácticamente finales de “conferencia” antes de
llegar a la final de verdad, la del ascenso.Una ventaja de eso es que
van a necesitar ganar una buena cantidad de partidos(estaríamos
hablando de cerca de 7-8 partidos de los once restantes).Eso, sólo
tiene el aspecto positivo de poder afrontar una promoción con
confianza.En ese punto es donde el trabajo anímico más la
intensidad en cada uno de los minutos más el trabajo a balón parado
deben dar sus frutos.
Apunte Vudú, vudú...quizás es
excesivo. Pero si podrían hacer algo con la camiseta que lleva el
“9” del Hércules porque no es normal. Porque hay jugadas en las
que hay una posibilidad bien alta de marcar hasta que se pone la bota
y acabe el esférico estampándose en la “madera”, en la red
exterior, en el “muñeco”(el portero), algún defensa que pasaba
por ahí. Remates que parecen certeros hasta que tropiezan en la base
del poste o el guardameta hace la parada de su vida. O que el den el
“10”, como escribía el lunes pasado.