Uno de los aspectos más llamativos del
deporte de masas-a diferencia del de juegos olímpicos(porque sólo
se hace caso durante esos días)- es que tiene un componente
mediático con sus ventajas(más público interesado en los temas) y
sus inconvenientes(giros de opinión demasiado inexplicables). El
fútbol nos proporciona desde millones de espectadores...a millones
de opiniones que, con las redes sociales como altavoz, generan más
controversia y, por desgracia, excesiva viscerabilidad en
determinadas ocasiones, como lo ha sufrido recientemente Pau López,
el guardameta del RCD Espanyol, que tuvo que cerrar su cuenta tras
los insultos que recibía.
En Alicante no íbamos a ser menos.
Cada día las opiniones varían, en ocasiones, 180º y lo que era
malo, ahora es bueno...con riesgo a volverse a torcer. Si además hay
un caldo de cultivo de demasiada tensión, eso hace multiplicar el
ambiente. Hace dos semanas, tras el encuentro en el Mini Estadi, todo
era desilusión y preocupación. Los puestos de Dani Barroso y el de
Manolo Herrero como entrenador estuvieron en un tris de caer mientras
el descenso a Tercera iba apareciendo a medida que se recordaban los
dos goles en seis partidos jugados. Sin embargo, las dos victorias
consecutivas han hecho que el desánimo se convierta en un ánimo
porque llegue el domingo y ver si se termina de llevar a cabo una
remontada que, en estas fases de la competición aún es factible.
Una reacción que tuvo dos protagonistas relevantes: Manuel Gato, por
su tremenda eficacia ante portería, y Chechu Flores porque, quieran
o no, es el jugador que, desde que salió al campo el otro día ante
el CF Badalona, ha electrizado a todos su compañeros, como si él
tuviera la facilidad de ideas para, por ejemplo, dar inicio al gol
del 2-0 de la semana pasada.
De repente, parece que todo no es
malo(independientemente del asunto de Portillo-cuya buena parte de
los goles de la temporada pasada fueron por asistencia de Flores- y
que no se arreglará jamás), que se puede llegar más arriba, que
“ya hay equipo”. A comienzos de temporada se elogió el “fondo
de banquillo que se tenía, después se criticaba el rendimiento de
cada uno de los jugadores-incluso algunos de los ensalzados ahora- y,
tras dos partidos, cierto negativismo ha desaparecido hasta que
vuelva a aparecer de nuevo a poco que los resultados se vuelvan a
torcer.
El problema de el fútbol es que el
hilo es tan delgado entre la victoria y la derrota, que eso hace que
lo que se escriba quede enmarcado o convertirse en papel mojado en
sólo un segundo. Se echa de menos que unos determinados criterios se
mantuvieran independientemente de los resultados, evitar juzgar las
cosas tan pronto y así evitar que posteriores resultados dejen en
evidencia juicios pasados. Un proyecto no es malo un segundo antes
ni es bueno un segundo después. Sólo es un proyecto que debe dar
sus frutos cuando debe de darlo: entre mayo y junio.Y, en esos casos,
juzgarlo con severidad también sería injusto cuando sólo se ha
estado a un gol de un determinado éxito.
Apunte Gales,
Albania,Islandia, Irlanda del Norte, algunas de los países cuyas
selecciones participarán en una excesiva Eurocopa de 24 selecciones.
El Mundial de España fue el primero que acogió a 24 selecciones...y
ahora estamos hablando de una cifra tal para uno de sus continentes.
Demasiada morralla. No digo que ocho selecciones pero, con todo, los
16 participantes está bien porque nadie se atreve a dos grupo de
seis equipos, “cuartos”(2º contra 3º, mientras los dos primeros
van directos a la siguiente fase), semifinales y final.