jueves, marzo 19, 2015

Días que no se olvidan


El día 19 de marzo es un día que es difícil olvidar. Además de todo lo consabido del día del padre, de San José y más temas, esta fecha nos trae el amargo recuerdo de una pérdida, para muchos, importante como es la de un amigo...o, mejor escrito, AMIGO. Sé que las palabras mayúsculas significan, en internet, “gritar” pero, permitenme esta licencia para que sirva para recalcar. Se pueden imaginar que me refiero a Jesús Quinto, o más conocido como Conqui o Sir Conqui, dada su forma de ser. Mirando en este blog o en el foro Machohercules veo que su recuerdo no decae, lo que significa que sigue estando en el corazón, a pesar ya de los seis años que hace de aquel día. Y me alegro, porque eso de recordar a las personas hace que estén vivas, que siga latentes en nosotros ese “What if”..., ¿Qué estaríamos leyendo si estuviera vivo?. Seguro que trataría de limar diferencias entre aficionados en beneficio del club, no a favor de cierta persona. Creo difícil encontrar algún momento en el que el enfado le llevara a decir algún exabrupto, más bien se podía leer lo contrario, intentar calmar el ambiente con una buena palabra o con un comentario que relajara la tensión con una sonrisa.

Conqui fue, como comenté hace tiempo, la primera persona que me daba la bienvenida al mundo del internet herculano. Cuando nos conocimos poco después en una heladería de Padre Fontova, parecía que nos conociéramos de toda la vida. Fueron tantos momentos de grato recuerdo que es lógico que la memoria esté aún fresca a pesar del tiempo transcurrido.Inolvidable era encontrarlo por la calle o en su trabajo y charlar un poco. El dolor de la muerte de Conqui se extendía a otro hecho más duro, porque una de las malas noticias que recuerdo que dio este amigo fue cuando murió su padre y todo el foro se unió para darle el pésame. Que “Conqui” falleciera el día del Padre fue el primer pensamiento que tuve aquel día, da la sensación de lo duro del hecho en sí. Aún recuerdo mi estancia en mi trabajo, al día siguiente, sin poder acudir al entierro pero con mi corazón allí(ya en el funeral como tal, sí que acudimos).

Se echa de menos a él y a sus escritos, sus palabras, su entusiasmo y su calma. El herculanismo perdió esa persona que era capaz de unir a la gente, de amainar discusiones crispadas como las que se leen actualmente. El recuerdo está ahí, seguirá presente año a año porque se lo merece.