sábado, febrero 14, 2015

El día de la marmota

   La televisión y, a veces el cine, deja frases que sobrepasan el tiempo que dura el espectáculo de entretenimiento en cuestión. Así por ejemplo, aquel manjar gastronómico de risas, que gestaron los Martes y Trece, con su célebre “Empanadilla de Móstoles”, ya ha quedado en el acervo para referirse a tener un cacao mental, de aquellos de agárrese que viene curva. Y lo mismo que la empanadilla, “El día de la marmota” de “Atrapado en el tiempo”, se podría decir que es la versión contemporánea de la expresión “tener un dejà vú” o la sensación de haber vivido anteriormente una situación. Y tanto es así, que hasta yo tengo la sensación de haber escritro una temporada tras otra, hablando de esto mismo. El Hércules, para no ser menos, lleva viviendo su particular “Empanadilla de Móstoles”, en un “Día de la Marmota” que da la sensación de no acabar nunca, desde hace más de dos décadas.
   
   Es un Día de la Marmota, en el que, los directivos, nunca tienen en cuenta crear un proyecto sólido de futuro, desde la base, es decir, desde la cantera. Es un Día de la Marmota, en el que se gastan cantidades indecentes de dinero, que muchas veces, no se tiene, en hacer una plantilla, que se deshace como un azucarillo, una vez que pasa las Navidades, a veces, incluso antes. Es un Día de la Marmota, en el que se piensa antes en el tío, primo, o sobrino de…, antes que en la entidad que se pretende salvaguardar, o que se debería salvaguardar. Es un Día de la Marmota, viviendo (o mejor dicho, sobreviviendo) en una gran nube de humo. Un Día de la Marmota,  venerando a ídolos con los pies de barro, que besan escudos, con la misma facilidad con la cambian de novia; conformándonos con que la pelotita entre, para, por lo menos, poder llevarnos a casa 90 minutos de felicidad; o esperando a Príncipes de Blanca Armadura, que una vez acabado su encantamiento, se convierten en ranas, a las que no se puede sino repudiar.
   
   Y así pasan los años, uno tras otro, y, aunque cambian sus nombres, siempre son los mismos. Y  así pasan los años, uno tras otro, y aquí, sólo quedamos los mismos, esperando que acabe de una vez El Día de la Marmota. Macho Hércules