Personalmente, uno piensa que la
primera piedra que reventó el proyecto partió de Juan Carlos
Ramírez un 15 de diciembre. Ya antes lo había dicho pero, en ese
día, lo reafirmó en el diario Información en una entrevista en la
que ponía como obligación quedar primero de grupo. Considero que es
positiva la ambición...pero negativa si es desmedida. Yo ya lo he
dejado escrito varias veces: era injusto obligar el primer puesto
cuando en junio eran 2-3 los que quedaban del proyecto anterior. Se
hizo uno nuevo, entero. Curiosamente, cuando el equipo iba bien, Dani Barroso
era aplaudido por los medios de comunicación por el equipo realizado
y, ahora, de repente, es culpable del rendimiento de ellos.
La segunda piedra la lanzaron al alimón
Ramírez y algún medio de comunicación que buscaba el cese de
Pacheta bajo la tónica del “no es bueno dejar ese poso en el
vestuario, no debe llegar al siguiente partido”. Todo ello sin
olvidar el mercado de invierno errático. El mejor ejemplo mediático
fue el de Quero. Se puso a parir al chaval, que venía de jugar en la
nada exigente liga tailandesa...y luego querer fichar a
Delibasic...que venía del mismo club que Quero. El citado mercado de
invierno fue ampliamente mejorable. Pero lo peor fue crear un ambiente
desagradable en el vestuario.Innecesario, que es lo peor que se puede
decir. Ahí, de nuevo la persona que llegaba en junio provocaba un
maremoto preocupante.
La tercera piedra la lanzaron algunos
futbolistas el día que acaba con el cese de Pacheta. Su dejadez fue parecida a la de la guardia pretoriana, preparada para dejar el hueco en el que se asestara la daga criminal en la espalda del técnico burgalés.
Todo ello, ante el aplauso de cierto grupo radiofónico local. El
mismo que ensalzaba el gran trabajo de Manolo Herrero tras vencer 0-2
en el Martínez Valero ante un defenestrado Elche Ilicitano que
llevaba, hasta ese momento, once semanas sin ganar. Una semana
después, el Nàstic hizo trizas al Hércules. Ahora es el Sant
Andreu el que ha ganado y bien al equipo.
¿Cómo se arregla este problema? Pues
ni idea. Lo que tengo claro es que no hace bien ni una cosa... ni la
contraria. No era bueno exigirles el primer puesto, sí que lo dieran
todo para ganar los partidos( que, a la larga, le podrían dar el
primer puesto). Tampoco es bueno humillarlos, decir que “no creo
que ni lleguemos a la promoción”. No. El equipo ha estado falto de
cariño desde el primer día. Y lo digo porque he estado presente en
cada uno de los partidos en casa. Desde el partido del Albacete
Balompié, lo que se percibe es el murmullo generalizado. Se les ha
estado atosigando, se ha confundido el término “presión”. No es
un tema de presiones estilo “peor lo pasa un padre para llegar a
final de mes”. No. Es la diferencia entre una presión
“ilusionante” y una presión “preocupante”. ¿Y cuál es la
diferencia? La podéis ver en los equipos que luchan por evitar el
descenso de categoría. Equipos como flanes que no rinden por miedo a
fallar. Es decir, algo estará sucediendo para que jugadores como
Granell(7 goles el año pasado, si bien es un jugador dispar en sus
resultados), Casares(11 goles el año pasado, por lo que veo, baja el
pistón en equipos exigentes y los mejora en equipos menores) o
Fernando Rodríguez(18 goles el año pasado)ahora sean una sombra de lo que fueron.
Seamos realistas. El problema aquí es
que, en esta barca llamada Hércules, los remos no están en el agua
y se utilizan,más bien, para intercambiar golpes. En vez de intentar remar
todos a una. Unos han querido utilizar el remo para atizar; otros
para remar en círculo. En vez de intentar que la tensión de la
grada no afectara a los jugadores, ha visto en ellos que, si las
cosas iban bien, les molestaba en sus propósitos. Nunca se ha
querido subir desde la grada. Al contrario, se ha deseado(y ese es el
“run-run”) que todo fuera mal. Y ahora tenemos el resultado.
Apunte. Cada gol de Urko Vera me
alegra más. Se lo merece y ojalá tenga minutos en 1ª para
demostrar a España entera que tiene el gol en las venas. Su marcha
de Alicante, hace dos años, sigue apuntando a Mandiá(a pesar de
salvarle el trasero más de una vez) y a García Pitarch. Con el
simple hecho que ellos dos hubieran “mimado” al jugador, en vez
de decirle que no tendría “minutos”, hubiera bastado para que se
hubiese quedado.