lunes, diciembre 01, 2014

Matar por fútbol, morir por fútbol

La muerte del aficionado ultra de Riazor Blues-sección Los Suaves-, Francisco José Romero Taboada “Jimmy” se une a otras tantas a lo largo de las últimas décadas. Muertes innecesarias sea el modo en el que acabó la vida pero dispares, incluso para merecer o no un minuto de silencio.

Está el “morir por el fútbol”, la mala suerte de unos aficionados,uno o varios, que mueren porque el vehículo en el que iban tiene un accidente de tráfico y fallecen. Por ejemplo, el autobús de aficionados del Recreativo de Huelva. El partido se desarrolló y el conjunto onubense rindió un homenaje con un triunfo espectacular(0-3). También está el habitual en varios campos, el del infarto en parte por el estrés de un momento determinado. Ya más en la linde con el matar por fútbol estaría los accidentes como el que ocurrió en Sarriá-incluso en Cádiz- donde una bengala errónea(a alguien no se le ocurrió diferenciar la bengala clásica del fútbol y la marítima) alcanzaba el pecho del joven. En esa época, me sentaba en tribuna alta y me preocupaba porque me acordaba que Sarriá y el Rico Pérez tenían cierto parecido.

Peor es matar por el fútbol. Un simple juego, con importancia en lo que lo rodea pero, sin más.Aquí ya hay que separar, incluso, lo relacionado con el fútbol y lo que no está y del que se aprovechan para relacionarlo con el deporte, cuando son otros temas de calado, posiblemente, político los verdaderos responsables. Así, podemos hablar del apuñalado tras salir de un bar por enfados de barra y alcohol . En esta caso, destaca el caso de Manuel Ríos Suárez, aficionado del Deportivo de la Coruña, que intentó salvar a un aficionado del Compostela y falleció a causa de los golpes. Luego hablamos del tema del apuñalamiento por rivalidades deportivas . En algunos casos hubo suerte como el lanzamiento de piedras en el Rico Pérez cuando jugó el Valencia C.F.(1996/97) sin ocurrir una desgracia. Luego ya toca el tema de las reyertas entre aficiones que creíamos lejos, muy lejos- las barras bravas argentinas o la torcida brasileña pero que también se viven aquí, comol a que ocurrió ayer.

En este caso es cuando una persona lamenta el exceso de importancia que se da a la rivalidad futbolística. Y ojo que, poniendo los pros y los contras, hasta exoneraría a los medios de comunicación en este tema. Es muy triste ver que por la actitud de unas personas determinadas un partido de bajo riesgo se vaya a convertir ya de alto riesgo cuando el fútbol es un momento para pasarlo bien. Hay ejemplos de sobra para ver aficionados de un equipo y otro conviviendo juntos, para demostrar que es un simple juego, que la rivalidad es bonita dentro del terreno de juego pero, sin más. Yo he vivido sólo un partido fuera del Rico Pérez, lo hice rodeado de murcianistas en la vieja Condomina y, oye, un respeto absoluto. Y luego, aunque les parezca raro, deseos, al terminar el partido, para que el Hércules siguiera en 2ª un año más(estamos hablando de la temporada 2005/06). Siempre he manifestado con personas de mi alrededor que el fútbol es una simple afición que no nos debe olvidar que tenemos muchas más características y algunas, comunes(por ejemplo, gustos musicales, literarios, políticos...) con aficionados de clubes de gran rivalidad. La rivalidad, como juego, dura 90 minutos y luego a seguir con la amistad.

Apunte Un partido más queda en el Rico Pérez para que termine este infame 2014. El balance no es bueno. En esta temporada tres victorias, cuatro empates y una derrota. Si sumamos la del descenso, comenzando con el día del Mirandés C.F., estaríamos hablando de seis victorias, siete empates y siete derrotas. Seis alegrías de veinte posibles.