Tras veranos turbulentos en los que el Hércules era un desafortunado
“personaje principal”, el aficionado está viendo desde la grada otros
avatares como los que sufren en Murcia o Santander con sus equipos
respectivos. Desde la decisión tomada el pasado 31 de julio, ambas
aficiones han utilizado sus posibles modos de presión hasta la reunión
de la LFP. Cara y cruz para cántabros y murcianistas. Unos respiran y
otros bajan a la categoría que debieron haber militado la temporada
pasada y que sólo la desgracia del Deportivo Guadalajara les permitió un
año de gracia.
Con todo, la historia del título viene a cuento de la trifulca
dialéctica a tres entre la LFP, el Ministerio de Hacienda y la AFE.
Curiosamente, cada uno tiene razón en sus argumentos, mas la sensación
es de quien “la suelta más gorda”. Todo ocurre porque el mencionado
ministerio se sintió molesto porque se le echaba la culpa de los
descensos de los equipos, aduciendo que ellos no bajan a nadie y que eso
era responsabilidad de las “normas internas” de la LFP,
en suma, que ellos no bajaban a nadie. Que todo pasa porque se les
solicita, dentro del control económicos a los clubes, el certificado acreditando la situación correcta de quien lo solicita y eso, a veces, no es así. Por ejemplo, en Murcia se han informado de un incumplimiento por parte del club en uno de los aplazamientos de deuda que tiene,
lo que hace entendible que, desde Madrid, no se estuviera de acuerdo en
una nueva propuesta de aplazamiento, a diferencia del acuerdo que había
con la delegación de Murcia. Ergo, el Ministerio dejaría entrever que
si la LFP no exigiera ese certificado, no habría problemas de descenso
por tema de deudas.
Desde la LFP se pueden mostrar críticos con el Ministerio, decirles que su normativa tiene rango de Ley y
que no es tan “norma interna” pero la realidad es que es una
legislación de funcionamiento de la competición y requisitos para ser
miembro de derecho para jugar en 1ª o 2ª. Puedo entender que estén
desagradablemente sorprendidos por el revuelo por la situación de los
clubes desde que se implementó ese control económico que, una vez más,
ensalzo por conveniente. Desde la LFP, aparte del asunto de la “norma
interna”, se reconoce preocupación porque antes se concedían más
aplazamientos a los clubes y que, desde el cambio de criterio,se ha
complicado el tema para los clubes que piden aplazamientos(y más si han
hecho algún incumplimiento que otro) para poder saldar la deuda con
Hacienda. Desde la LFP, que firmó en su día un acuerdo con el Ministerio
de Educación y Cultura y con el Consejo Superior de Deportes, la
situación de los clubes le deja en una posición entre el temor a ser muy
rígidos y la necesidad de dejar bien claro que hay excesos que se deben
limitar, que hay un propósito general de ir reduciendo deuda con las
administraciones públicas “con la que está cayendo”.
Por último, la AFE, tras “hacer amigos” en Miranda de Ebro, yerra al apoyar tan fuertemente al Real Murcia y sus jugadores pero tiene razón en lo referente a los “plazos”.
Y es que no es lógico que una decisión de este calado se tome a dos
semanas de comenzar la Liga. Ya con Rubiales en la presidencia de la AFE
se logró que la fecha límite de pago para 2ªB para abajo fuera el 30 de
junio y no el 31 de julio, como los equipos de la LFP. Una decisión que
puede cambiar el destino de muchos jugadores, algunos de los cuales,
firmaba por un equipo de 2ª y no de 2ªB, las plantillas cubiertas, los
equipos tendrían que fichar sin opción a elegir primeras opciones.
Tres protagonistas de una rivalidad dialéctica que debe solventarse,
no con el asunto del Real Murcia o el Racing, sino a medio plazo y largo
plazo. Por parte de la LFP, el riesgo que pueden tener es que las
aficiones de equipos modestos acaben desanimándose. Tiene la LFP el
ejemplo aciago de la ACB y la Federación Española de Baloncesto, con
equipos que suben dos veces y no pueden jugar la ACB, con clubes que
ocupan una categoría por temas de despacho y nunca sobre el terreno de
juego.
Apunte Poco a poco se va conjuntando el equipo y preparándose para el partido del próximo sábado ante sus poco más de cuatro mil abonados. A medida que se vaya acercando este partido o el del día del estreno en Alicante se esperará algo más de abonados y aficionados que pasen por taquilla.