El día del fin del mercado de verano
en el fútbol es un día ajetreado. En sí, es un término muy escaso
para lo que se vive a medida que se va acercando las 12 de la noche.
Es un día complicado para entrenadores y secretarios técnicos
porque, en cierto sentido, también se vive un poco con el
pensamiento de la zona Cesarini. Este término que se refiere al
fútbol en el terreno de juego, vive su propia expresión en las
oficinas en ese día específico. La zona Cesarini, más o menos,
querría indicar que, llegados los últimos minutos del partido, no
se pierda lo ganado a lo largo de los 85 minutos anteriores por culpa
de un despiste. Hacía referencia a un jugador que solía marcar en
los últimos instantes. El propio Noe Pamarot marcó el gol en ese
momento cuando todos los jugadores del filial ya daban por hecho el
punto que les permitía abrir el casillero de puntos. Pero ese
ambiente se tiene en las oficinas. Llega un momento, a lo largo de
ese último día de mercado en que estás temiendo que alguna
estratagema hará que se lleven la portero titular el último día y
sin poder reaccionar. U otro jugador clave. En el caso del Hércules,
el último día se saldó con la marcha de Matías Campos Toro y la
llegada de Sissoko. Pero no fue el único, otros equipos también
reaccionaron y firmaron a última hora. Incluso, alguno como Geijó
estaba pasando las pruebas médicas con el RCD Coruña para...acabar
ir camino de Mallorca.
Es un día caótico que muchos no
comprenden. No entienden cómo una planificación pueda estar tan
pendiente hasta última hora pero el fútbol es así. El día 31 de
agosto- aunque este año ha acabado el 2 de septiembre por tal de no
trabajar en sábado o domingo- es el día del “Mirlo blanco”, el
del “bueno, bonito y barato”, el de forzar que un jugador acabe
aceptando jugar en el equipo cuando, apenas tres semanas antes, era
él el que desistía de fichar. El paso del tiempo, la falta de
ofertas interesantes hace que el jugador acepte a regañadientes la
firma de un contrato porque la otra opción es no tener equipo.
Dejemos una cosa clara, son uno o dos jugadores por club los que
hacen que este día sea una locura. Hasta que llega las doce de la
noche, la avalancha de fichajes es continua.
Si está el bonito aspecto de ver los
nuevos fichajes de última hora, también están las lágrimas como
las que algunos aficionados merengues mostrarían por la marcha
repentina de algunos jugadores que, sin confianza del míster(o con
el míster), aceptan la oferta para irse a otro club, como pasó con
Özil marchando a jugar con los “gunners”. O de alivio como los
del Athletic ante el temor de perder a Ander Herrera. Incluso, un
mixto...de perder jugadores por la tarde y fichar su relevo por la
noche. El mercado de invierno no tiene esa capacidad de entusiasmo
mediático, ya no hay tantos equipos que pugnen por fichar a última
hora y, porque seamos sinceros, la carga mediática la llevan los dos
de siempre.
Apunte Por
cierto, tras una primera negativa de Lionel Messi para apoyar la
candidatura olímpica Madrid 2020, el jugador argentino ha cambiado
de opinión y se une al proyecto. Será que la presencia de Cristiano
Ronaldo le ha hecho cambiar de idea.