domingo, agosto 14, 2011

Pacto de sangre en el Rico Pérez

Aún a falta de que se vayan incorporando los abonados que no fueron ayer a la presentación en el Rico Pérez, los asistentes firmamos ayer ese pacto anual de fidelidad con el club para apoyarlo en esta temporada, una dura edición liguera en la que los nuevos fichajes llegan a cuentagotas por las dificultades de este procedimiento concursal. Apenas 4.500 aficionados de los 7800 que han pasado por taquilla a recoger el abono-bueno, había poco más de un centenar de aficionados rayistas en el "quesito" del Fondo Sur-  vieron el partido y la presentación previa. Tras dos intervenciones musicales de El Pacto y Héctor Rojo, fueron accediendo al césped las categorías del fútbol base del club, incluidas las del Hércules Femenino-SPA con la única queja de que fue demasiado acelerada. Luego, uno a uno, fueron saliendo los jugadores, cuerpo técnico, responsables médicos y utilleros. Un castillo de fuegos artificiales acababa con el acto de presentación.

Respecto al encuentro en sí, recordó tremendamente lo que será la segunda división entre un Hércules en proceso de construcción a duras penas-ahora empiezan a llegar los fichajes- contra un Rayo Vallecano que está nominalmente en 1ª pero con la cabeza en 2ª tras la noticia-bomba que amenazó incluso este encuentro de presentación ante la posibilidad de plante rayista: la decisión de los administradores del club de rebajar el sueldo a cuatro futbolistas de perfil titular, al técnico Sandoval y al director deportivo Felipe Miñambres en un montante tal que sería casi la marcha, a falta de una semana, de varios elementos. El encuentro comenzó bien para el Hércules con la perfecta definición de Adrián en el uno contra uno con el portero.El Rayo se acercaba tímidamente a las inmediaciones de Falcón y fallaba alguna que otra oportunidad como la de Delibasic de cabeza o Botelho que remataba lastimosamente en otra de las actuaciones. Por parte herculana, se abusaba constantemente del obús defensa-ataque que parecía indicarnos que el fútbol será ese: centros largos y que los delanteros corran a por el balón y que ataquen. De esa primera parte, aplaudir la labor de romper el juego rayista por parte de Diego Rivas, mientras Sanchón jugaba retrasado para lo que uno espera de él y Callejón me parecía desaprovechado por banda izquierda.

En la segunda parte, el juego pareció más ameno, con ocasiones a balón parado por parte del Hércules con ese gol casi olímpico por parte de Callejón y una falta posterior a 25 metros que el cancerbero rayista evitó que entrara. En el minuto 64,entrada por el flanco derecho por parte de Titi y que acaba siendo trabado dentro del área pero la decisión, incomprensible, no llega del árbitro sino del insistente linier que convence al colegiado para que señale el punto de penalty. Callejón marcó el 2-0 que era, en teoría, el de la tranquilidad pero no lo fue así: a los dos minutos marcó Arribas de cabeza en un saque lateral de falta y, dos minutos después, un toque leve al jugador rayista lo transformó el colegiado en penalty con muchas menos dudas que en el señalado al Hércules. En cuatro minutos, parecía disiparse la ventaja clara que había pero el larguero frustró el gol de la igualada madrileña. Mientras, el continuo carrusel de cambios enfrió los ánimos de los aficionados, en general, hartos por estas historias de cambios sucesivos que cortan el juego, aunque eso fuera favorable para los intereses herculanos. Con una plantilla repleta de juveniles más el descartado Cristian y el portero Juan Carlos terminó el Hércules esta fiesta con otra perfecta ejecución, en esta ocasión por Brian, que mandaba cruzado el esférico a las redes. Con el 3-1 finalizaba un encuentro que sirvió para animar a la afición para pensar que este paso por el desierto, si no es idílico, no sea, al menos, una cruz.

Apunte Que Jesús Pastor acabara el partido con el brazalete de capitán habla a las claras del lío de cambios en la segunda parte, en el que incluso se llegó a ofrecer a Cristian Hidalgo.