Costó lo suyo pero, al final, se consiguió una continuación con sabor a fichaje, el de Nano. Porque si hay un jugador capaz de romper el juego, ese es el ilicitano. Ya en los primeros artículos de esta weblog comentaba la importancia de su continuidad y, lo más importante, entender la idiosincracia del delantero que siempre ha renovado o fichado en estas fechas como, cuando el año pasado, vino procedente del Lleida. El jueves pasado se procedió a una renovación cuando todo parecía a que tenía los dos pies fuera del Hércules pero hubo algo que acercó a los dirigentes hacia la estrella herculana... la marcha de Jorge Perona había alterado los nervios de mucha afición y la marcha de Nano, a continuación, hubiera sido contraproducente en una campaña de abonos que no se espera muy boyante.
Nano es peculiar tanto dentro del terreno de juego como fuera. En el césped es un jugador que desnivela. Para que los que no lo conocen, es una especie moderada de Mostovoi: un jugador capaz de lo mejor(goles bonitos,romper partidos estancados, etc) y de lo peor(mucha gente aún no le perdona la expulsión el día del Alicante). Fuera de los terrenos de juego, no tiene un representante liante sino que es su padre. Las decisiones siempre han sido iguales en todos los equipos en los que ha estado: esperar más allá del 30 de junio y renovar sin ataduras contractuales. Sin embargo, en Alicante ha asistido a determinados rifirafes y que, a punto, estuvieron de romper posible acuerdos por determinadas filtraciones sobre cláusulas por las que se marcharía en diciembre si un equipo de 2ª se interesaba por él. Se le ha acusado de no estar implicado en el proyecto y cerca de llamarlo mercenario pero, al final, las cosas se han resuelto y todos contentos por la renovación de un jugador por el que ha de pasar el juego herculano...si el entrenador quiere,